La diputada Lourdes Arrieta se refirió a su visita a la cárcel de Ezeiza en la que, junto a otros legisladores de La Libertad Avanza, se reunió con genocidas detenidos por delitos de lesa humanidad y aseguró que nunca se le informó a quiénes visitaría y sostuvo que la visita fue autorizada por el presidente del bloque, Gabriel Bornoroni.
En diálogo con Jorge Rial, la legisladora se remontó al momento en el que fue agregada a un grupo de WhatsApp en el que se organizó el viaje al penal. "Uno de los diputados me recomienda a un sacerdote, un tal Ravasi, con el que tuve una conversación alrededor de marzo, en la que me hablaba acerca de unos presos políticos que no tenían condena y que estaban buscando un juicio justo", relató.
Ese diputado en cuestión es Beltrán Benedit, quien, continuó Arrieta, "me comenta sobre el padre, que estaba en esta lucha, no le vi nada raro".
"El padre me unió a grupos de WhatsApp en los que me invitaban a ciertas reuniones a las que nunca asistí y nunca les presté mucha atención", agregó y luego mencionó al cura en cuestión: Javier Olivera Ravasi, un religioso con vinculaciones con la vicepresidenta Victoria Villarruel.
"Cuando el diputado Beltrán sube en el grupo de La Libertad Avanza esta visita, se me dieron las garantías de que era una visita oficial institucional. Además, nos pusieron a disposición una combi, salimos de la puerta del Palacio, no parecía nada anormal sino la visita de una comitiva que iba al penal de Ezeiza", detalló al tiempo que agregó: "En los chats nunca se dijo que eran represores".
Por otra parte, brindó detalles del encuentro en el establecimiento penitenciario, especialmente con uno de los represores más conocidos del terrorismo de Estado, Alfredo Astiz. "Estaba escondido, en un rincón... No participó ni se presentó como hicieron otros", describió.
Sin embargo, tuvo un intercambio con el militar, el cual dejó asentado en el proyecto que días atrás presentó en la Cámara de Diputados. "Me llamó la atención porque él me dijo 'yo sabía que ibas a venir'. Lo cual me generó un alerta; cómo lo sabía, no sé si le pasaron información. Sabía que mi papá es veterano de guerra. También me dijo que me seguía, que sabía de mi existencia, de mis padres", señaló.
"Todo el tiempo los reclamos que hacían estos señores era que estaban hace 23, 24 años en prisión, esperando un justo juicio. Nunca los relacioné con genocidas", añadió sobre el encuentro, en el que "también pidieron medicamentos, calefacción, una ambulancia".
Consultada sobre si existió autorización por parte del presidente de la Cámara baja, Martín Menem, para realizar el encuentro, Arrieta comentó: "No sabría qué decirte. Pienso que hubo una visita institucional y se nos brindaron las garantías para que sea de manera oficial". Aunque también sostuvo que "por lo que tengo entendido, ya hubo otra visita como esta".
Respecto a su pedido de informe, la legisladora indicó que es por "la búsqueda de la verdad, de quiénes son los responsables y por qué realmente a mi nadie me dijo que iba a visitar a Astiz".
"Me avergüenzo y me arrepiento de haber confiado en los colegas que me terminaron insistiendo e instando a que visitara el penal", afirmó.
"Mi gran error fue haber confiado primero en el diputado que lo organizó y segundo en el presidente de bloque, Gabriel Bornoroni, porque dio el aval para que se llevara adelante esta visita. No lo retrucó, no preguntó, no se interesó en el tema. Entendí que de parte de él estaba todo bien", disparó.