"Hablar de más puede ser tan riesgoso como callar", advirtió una analista política sobre la defensa de Javier Milei a José Luis Espert

Para la estratega en imagen, comunicación y branding político Daniela Aruj, gobernar también implica saber cuándo callar. "La palabra presidencial es un recurso escaso", explica.

Tras el narcoescándalo que se llevó puesto a José Luis Espert y obligó al presidente Javier Milei a ponerse al hombro la campaña de La Libertad Avanza, al punto tal de exponerse a un espectáculo dantesco en el Movistar Arena, la analista política Daniela Aruj advirtió este miércoles que, en política, "hablar de más puede ser tan riesgoso como callar", sobre todo cuando quien toma la palabra es el jefe de Estado.

"La palabra presidencial es un recurso escaso, reservado para marcar rumbo, fijar prioridades y sostener la autoridad", sostuvo Aruj. Sin embargo, señaló que cuando esa voz se usa para "aclarar conflictos ajenos, defender a colaboradores o justificar desvíos que no le pertenecen", la palabra pierde peso y valor político.

La estratega en imagen, comunicación y branding político indicó que esto es lo que viene ocurriendo dentro de La Libertad Avanza. "En lugar de construir un cerco protector en torno al jefe de Estado, su entorno parece empujarlo cada semana al centro de disputas menores, obligándolo a responder por denuncias que lo rozan pero no lo involucran directamente", explicó.

Gobernar también implica saber cuándo callar

La analista puso como ejemplo los episodios más recientes de los audios sobre las supuestas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) y de los vínculos de Espert con el empresario Fred Machado, acusado de narcotráfico en Estados Unidos. En cada uno de estos casos, mientras el Gobierno intenta reforzar su mensaje económico, el Presidente termina dando explicaciones sobre supuestos manejos irregulares que involucran a su hermana y principal asesora, y a uno de sus candidatos.

"En esa escena, el riesgo es político", señaló Aruj, y explicó que "cuando el líder se vuelve vocero de todos los conflictos, deja de ser conductor para transformarse en comentarista de su propio entorno".

La especialista remarcó que la credibilidad, en estos casos, "se desgasta". Cada aclaración innecesaria o defensa improvisada, advirtió, "erosiona el tono de autoridad y desvía la conversación pública del eje que debería dominar, que es la gestión".

Daniela Aruj

También recordó que, en gobiernos que enfrentan crisis económicas o escenarios volátiles, "cada frase presidencial pesa sobre las expectativas y los mercados". Por eso, si esa palabra se dispersa entre polémicas, "el relato pierde coherencia y el liderazgo se vuelve reactivo".

Aruj insistió en que "la comunicación política necesita jerarquía", y subrayó que "no todo amerita la voz del Presidente". Según explicó, "los conflictos menores deben resolverse en otros niveles" y los tiempos, voceros y mensajes "requieren precisión estratégica".

"Lo que hoy parece un gesto de transparencia puede interpretarse mañana como signo de debilidad", advirtió.

Finalmente, Aruj concluyó que gobernar también implica saber cuándo callar. "Reservar la palabra para los grandes temas es una forma de preservar el poder", dijo, y recordó que, en la Argentina, "donde el termómetro social responde de inmediato a cada declaración oficial, la diferencia entre un liderazgo sólido y uno vulnerable puede depender de algo tan simple como saber elegir qué batallas vale la pena explicar".

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