La guerra entre Rusia y Ucrania se creía que iba a ser rápida. Así lo había anunciado Putin. Tuvo momentos de estancamiento y hasta llegó a quedar en punto muerto. Pero esta semana se cumplieron mil días, y la amenaza nuclear nunca fue más real. ¿Cómo se llegó a este punto?
El domingo por la noche comenzó el rumor a través de medios estadounidenses de que el presidente Joe Biden había dado luz verde a Ucrania para utilizar sus misiles de largo alcance, los famosos ATACMS (sistema de misiles tácticos convencionales del Ejército, por sus siglas en inglés) con un potencial de alcance de 300 km, lo suficiente para atravesar la frontera rusa. Excepto por la prensa, el lunes no hubo confirmaciones oficiales. Lo hizo Zelensky recién el martes por la tarde advirtiendo que no solo esos misiles estaban en su poder, sino que además iba a usarlos.
Ese martes por la mañana, el Ministerio de Defensa de Rusia afirmaba que en la madrugada, 6 misiles ATACMS lanzados desde Ucrania habían penetrado su territorio, con la intención de impactar en una instalación militar de Briansk. Cinco fueron derribados, uno, dañado. No hubo heridos, muertos ni daños materiales. Pero esa misma mañana también llegó la noticia más importante: Vladimir Putin firmó un decreto que amplía el uso de armas nucleares ante agresiones convencionales, aviones de guerra, misiles de crucero, hipersónicos y drones. La amenaza se extiende para países sin capacidad nuclear que realicen los ataques y para terceros países que proporcionen el material bélico para ser usado en territorio ruso. Para Moscú, estos terceros países habrán entrado en guerra con Rusia.
Las alarmas se encendieron entonces ante la posibilidad de que el nuevo decreto sea ejecutado. Estados Unidos entregó los misiles a Ucrania, Kiev los lanzó. Si Rusia considera que EE.UU. es parte de la guerra, los principios de la OTAN establecen que son “uno para todos y todos para uno”: si un aliado es atacado, todos deben responder. Tercera Guerra Mundial se convirtió en tendencia en X.
Lo que sigue han sido advertencias de ataques masivos en Kiev, que llevaron a EE.UU., Italia, España y Grecia a cerrar temporalmente sus embajadas. Rusia despertó el miércoles a Ucrania con múltiples ataques, que fueron frustrados por los sistemas de defensa antiaérea. A la par, la agencia de inteligencia ucraniana acusó a Rusia de difundir información falsa sobre ataques masivos en el marco de una guerra “psicológica masiva”.
Rusia sostiene que el ataque ucraniano es una señal de que Occidente quiere escalar el conflicto. Ucrania argumenta que a los mil días, en vez de presentar un plan de paz, el Kremlin presenta una estrategia de armas nucleares. Lo que queda claro en esta etapa es que las instituciones internacionales no han podido resolver el conflicto y la gran incógnita es si podrán disuadir un nuevo desastre nuclear.