La postura de yoga que no solo tonifica músculos sino que también ayuda a la postura

Se trata de una asana avanzada, pero que cuenta con múltiples beneficios para el cuerpo. Paso a paso, cómo hacerla.

El yoga es una de las actividades físicas que más beneficios aportan a la salud. En ese marco, la práctica tiene una serie de posturas que favorecen a un bienestar integral. Una de ellas tonifica los músculos y ayuda a la postura.

Se trata de Bakasana, una de las posturas sagradas del yoga, que tiene una traducción confusa. En sánscrito, baka significa “grulla” y asana significa “postura”, así que debería llamarse “postura de la grulla”. Pero lo que ocurrió es que seguramente alguien la llamó “postura del cuervo” y nadie corrigió el error.

Esta es una asana avanzada y compleja, por lo que se requiere de mucha práctica. Sin embargo, si bien parece que hay que trabajar la fuerza de los brazos, en realidad el esfuerzo estará localizado en las Bandhas, es decir, el abdomen y la zona pélvica. Asimismo, en caso de tener el síndrome del túnel carpiano, alguna lesión en los hombros, si te duelen los brazos o las muñecas, o si estás embarazada, se desaconseja practicar esta postura.

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Beneficios del Bakasana

La pose bakasana cuenta con múltiples beneficios, tanto corporales como emocionales. Asimismo, los expertos sugieren que, para poder aprovechar al máximo los beneficios del yoga, estos ejercicios deben practicarse con regularidad:

  • Tonifica los brazos, la espalda, los pectorales y los abdominales.
  • Contribuye a la salud postural y a la capacidad pulmonar.
  • Nos enfrenta al miedo y la incomodidad al poner todo el peso de nuestro cuerpo en los brazos.
  • Nos enseña a probar y abrirnos a nuevas experiencias.
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Cómo hacer la postura del cuervo en yoga

Para realizar de forma exitosa esta asana, debemos seguir los siguientes pasos:

  1. Buscar Malasana, la postura de la guirnalda, y bajar las manos al suelo de forma que estén alineadas con los hombros.
  2. Reajustar tus pies para acercar las rodillas a las axilas. El primer paso es ponerte sobre la punta de los pies, pero si estás empezando a probar esta postura, puedes usar un bloque de yoga bajo tus talones, ganarás un poco de altura y te resultará más cómodo.
  3. Todavía de puntillas, intentar proyectar lo máximo que puedas tus glúteos hacia el cuello para ir trasladando el peso a las manos. Recordar que las rodillas están casi en las axilas (no hay que confundir con Kakasana donde las rodillas se acercan más a los codos).
  4. Doblar los brazos para que el peso de nuestro cuerpo se traslade hacia delante y nuestra cabeza quede por encima. Llevar la mirada al frente para que el peso de la cabeza te ayude en tu equilibrio. Activar tus bandhas.
  5. Levantar los pies. Al principio se puede ir alternando un pie y otro unas cuantas veces. Poco a poco, habrás ganado seguridad y equilibrio para conseguir levantar los dos pies a la vez.
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