Los langostinos son uno de los platos preferidos de las vacaciones y suelen disfrutarse en muchas playas y puertos del país, pero prepararlos en casa puede parecer difícil y algo intimidante. Sin embargo, existe un truco muy sencillo que garantiza que los langostinos queden perfectos, jugosos y a punto.
Es clave tener en cuenta que los langostinos deben "limpiarse" antes de cocinarlos, es decir, sacarles el intestino, que se ve como un hilo negro. Este paso puede ahorrarse si se compran mariscos ya limpios o se le pide al pescadero que los prepare. También es importante asegurarse de que el producto sea fresco y de calidad.
Los langostinos pueden congelarse una vez que están cocidos, lo que resulta muy práctico, ya que pueden prepararse de una vez y luego reservarse para distintas recetas. Tenerlos disponibles en casa para sumarlos al menú de todos los días es mucho más fácil de lo que parece.
Cómo hacer los langostinos para que queden jugosos y a punto
La manera más sencilla de cocinar los langostinos es hervirlos en una olla con abundante agua, sal y unas hojas de laurel. En general, se calculan tres litros de agua por cada kilo de mariscos. Cuando el agua empiece a hervir, hay que echar los langostinos y retirarlos cuando rompa nuevamente el hervor, es decir a los dos o tres minutos.
Y acá viene el truco para que queden jugosos y a punto: apenas salen de la olla de agua hirviendo, hay que pasarlos a un recipiente que contenga agua con hielo y dejarlos reposar un minuto. Esto interrumpirá la cocción y los dejará perfectos, listos para acompañarlos con una salsa a gusto o incorporarlos a cualquier preparación.
Otra opción es congelarlos y guardarlos para más adelante. En ese caso, cuando se decida consumirlos, la recomendación es sacarlos del congelador el día anterior, ya que tardan aproximadamente unas 12 horas en alcanzar la temperatura ambiente. Para acelerar el proceso, se pueden colocar en una bolsa y sumergirlos 10 minutos en agua tibia.