Por qué hay personas que se sienten vacías cuando más éxito tienen: te sorprenderá

En un mundo donde la vara parece estar cada vez más alta, a muchas personas les cuesta valorar sus logros y sienten que perdieron el rumbo. Cuál es la explicación psicológica y qué hacer para combatirlo.

  • Es muy común que las personas experimenten una sensación de vacío después de alcanzar un éxito importante.
  • Según la psicología, esto se debe a un mecanismo llamado adaptación hedónica: se acostumbran rápidamente a sus logros.
  • Esto genera que no sientan la misma gratificación y, por lo tanto, suban la vara constantemente.
  • La clave es buscar proyectos que se guíen por nuestros valores y motivaciones en lugar de la validación exterior.

En un mundo obsesionado por los logros y con rutinas cada vez más exigentes, tanto en el plano personal como laboral, es común que se dé un fenómeno paradójico: personas que tienen cada vez más éxito pero, al mismo tiempo, se sienten más vacías. Esto tiene una explicación psicológica.

Aunque a simple vista puede parecer contradictoria, esta situación es habitual y no depende del nivel de los éxitos alcanzados. En la vida diaria, se traduce en personas que se acostumbran rápidamente a sus logros y se sienten apáticas, desconectadas, sin motivación ni rumbo aparente.

Muchas personas lo explican como la sensación de haber "perdido el motor": tienen vidas cómodas, estables, con un buen pasar económico y reconocimiento social y laboral, pero sienten que nada es suficiente. Suben la vara constantemente pero, cuando la alcanzan, lo que hay detrás solo es decepción. ¿Por qué?

Hombre cansado, triste, preocupado

Esta es la razón por la que ciertas personas se sienten vacías cuando más éxito tienen

Según explica el psicólogo Tomás Santa Cecilia en su libro Psicología y Mente, uno de los mecanismos que entra en juego en este fenómeno es la llamada "adaptación hedónica": las personas se acostumbran rápidamente a sus logros y dejan de sentir el mismo nivel de gratificación, por lo que aparece una sensación de vacío.

Cuando esto pasa, la mente pide nuevos objetivos, estímulos y pruebas de éxito, generando una carrera sin fin hacia una meta que siempre se corre un paso más allá. Esto se ve reforzado por el sesgo materialista de la sociedad actual, que valora los bienes y el estatus mucho más que los valores personales y los vínculos.

Además, si las personas se mueven en entornos donde sienten que constantemente deben demostrar su éxito y son valorados más por lo que tienen que por quienes son, es común que aparezca una sensación de soledad y aislamiento emocional. Y con la parte material de la vida resuelta, aparecen preguntas más complejas: ¿por qué y para qué hago lo que hago? ¿Qué quiero construir?

La clave, según Santa Cecilia, es reorientar la mirada para valorar los logros que ya se consiguieron y definir qué nos va a orientar de ahora en adelante: recuperar los valores y las motivaciones internas, fortalecer los vínculos verdaderos y encarar proyectos que trasciendan el éxito inmediato es fundamental para ganar bienestar emocional.