Evangelio de hoy, jueves 19 de septiembre de 2024: "Tu fe te ha salvado; vete en paz"

La lectura católica recomendada y el santo del día brindan valiosas oportunidades para la reflexión y el desarrollo espiritual.

El sitio web oficial del Vaticano publicó hoy, jueves 19 de septiembre, la lectura del Evangelio correspondiente. La liturgia católica diaria ofrece una oportunidad valiosa para la reflexión espiritual, y la publicación de hoy destaca tanto la lectura recomendada como el santo del día, invitando a los fieles a profundizar en su fe.

El Vaticano proporciona diariamente el Evangelio para guiar la meditación de los creyentes, con el objetivo de acompañarlos en su camino espiritual y ofrecerles enseñanzas para la reflexión personal. Además, el Papa Francisco contribuye con palabras de reflexión, animando a los fieles a vivir de acuerdo con las enseñanzas del Evangelio.

En su mensaje de hoy, el papa Francisco destacó: "El Señor no sabe dar menos de todo. Cuando Él dona algo, se dona a sí mismo, que es todo". En este sentido, "el don de Dios es la plenitud aniquilada" y también "el estilo del cristiano es buscar la plenitud, recibir la plenitud aniquilada y seguir por ese camino". El Papa enfatizó que este compromiso "no es fácil", pero el signo de avanzar en este camino de dar todo y recibir todo es la alegría.

Evangelio
La liturgia católica diaria ofrece una oportunidad para la reflexión espiritual, y la publicación de hoy destaca tanto la lectura recomendada como el santo del día, invitando a los fieles a profundizar en su fe.

La liturgia católica diaria ofrece una oportunidad para la reflexión espiritual, y la publicación de hoy destaca tanto la lectura recomendada como el santo del día, invitando a los fieles a profundizar en su fe.

Primera lectura para hoy, 19 de septiembre de 2024

El sitio web del Vaticano publicó la lectura recomendada para hoy jueves 19 de septiembre. Se trata de la lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1 Cor 15, 1-11.

Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes aceptaron y en el cual están firmes. Este Evangelio los salvará, si lo cumplen tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído en vano.

Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles.

Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Porque yo perseguí a la Iglesia de Dios y por eso soy el último de los apóstoles e indigno de llamarme apóstol. Sin embargo, por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; al contrario, he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios, que está conmigo. De cualquier manera, sea yo, sean ellos, esto es lo que nosotros predicamos y esto mismo lo que ustedes han creído.

Evangelio de hoy, jueves 19 de septiembre de 2024

También publicaron la lectura del santo evangelio según san Lucas Lc 7, 36-50.

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas bañaba sus pies; los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume.

Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: “Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora”.

Entonces Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. El fariseo contestó: “Dímelo, Maestro”. El le dijo: “Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?” Simón le respondió: “Supongo que aquel a quien le perdonó más”.

San Jenaro de Napoles

Entonces Jesús le dijo: “Has juzgado bien”. Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por lo cual, yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama”. Luego le dijo a la mujer: “Tus pecados te han quedado perdonados”.

Los invitados empezaron a preguntarse a sí mismos: “¿Quién es éste que hasta los pecados perdona?” Jesús le dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado; vete en paz”.

Santo del día: San Jenaro

Nacido en Nápoles, o quizás en Benevento, en la segunda mitad del siglo III, Jenaro ya era obispo de la ciudad a la edad de treinta años, donde era amado por los fieles y respetado por los paganos por sus obras de caridad hacia los pobres, entre los que no hacía ninguna distinción.

Estamos en el primer período del imperio de Diocleciano, cuando a los cristianos aún se les concedía cierta libertad de culto e incluso se les permitía aspirar a altos cargos civiles. Pero poco después, en el 303, todo cambió y los cristianos se convirtieron en el enemigo por erradicar.

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