Entre sus víctimas estaban sus familiares y terminó siendo una pieza fundamental para el FBI: quién es Ed Kemper

A más de medio siglo de los hechos, su figura sigue generando interés por el impacto que tuvo en la criminología moderna.

  • Ed Kemper cometió ocho asesinatos en California entre 1972 y 1973. La mayoría de sus víctimas fueron jóvenes universitarias que hacían autostop.
  • Aprovechaba su apariencia tranquila para ganarse la confianza de las víctimas.
  • El crimen final fue el asesinato de su madre, con quien tenía una relación conflictiva. Tras ese hecho, se entregó voluntariamente y confesó todos los homicidios.
  • Fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Su caso es uno de los más estudiados en criminología por su perfil psicológico y su confesión detallada.

Durante años, Ed Kemper fue uno de los nombres más inquietantes en la historia criminal de Estados Unidos, no solo por la brutalidad de sus crímenes, sino por el perfil inesperado que presentaba ante quienes lo rodeaban. Entre sus víctimas se encontraba su propia madre, un dato que convirtió su caso en uno de los más perturbadores para investigadores y especialistas en conducta criminal.

El caso continúa siendo objeto de estudio y debate en ámbitos académicos, judiciales y mediáticos. A más de medio siglo de los hechos, su figura sigue generando interés por la forma en la que fue detenido, siendo él mismo quien se entregó.

Quién es Ed Kemper y cómo marcó la historia de los asesinos en serie

-Ed Kemper

El caso de Edmund Emil Kemper, conocido como Ed Kemper, ocupa un lugar singular en la historia criminal de Estados Unidos por la brutalidad de sus crímenes y por el modo en que decidió ponerles fin.

Entre 1972 y 1973, Kemper asesinó a ocho personas en California, la mayoría jóvenes estudiantes universitarias que hacía autostop, a quienes recogía aparentando cordialidad antes de atacarlas. Su complexión imponente (medía más de dos metros) y su apariencia tranquila le permitieron moverse durante meses sin despertar sospechas, mientras el temor crecía en la región.

La investigación dio un giro definitivo cuando, tras cometer su último crimen, Kemper asesinó a su propia madre, con quien mantenía una relación profundamente conflictiva marcada por el resentimiento y la humillación psicológica. Luego de matarla y de asesinar también a una amiga de ella, el propio Kemper se entregó voluntariamente a la policía, confesando con detalle todos los homicidios.

Su confesión, precisa y extensa, sorprendió a los investigadores y permitió cerrar una serie de crímenes que hasta entonces parecía no tener un patrón claro para las autoridades. Condenado en 1973 a cadena perpetua, Ed Kemper se convirtió en un caso de estudio central para la criminología y el análisis del perfil psicológico de asesinos seriales.

Su capacidad de introspección, la claridad con la que describió sus actos y la decisión consciente de entregarse lo diferenciaron de otros criminales de su tipo, dejando un legado inquietante que aún hoy es analizado para comprender los límites entre la violencia extrema, el entorno familiar y la mente criminal.

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