Ubicado en Villa Carlos Paz, el reloj Cucú es uno de los emblemas turísticos más fotografiados de Córdoba. Desde su inauguración, se transformó en un símbolo tanto para visitantes como para residentes, destacando por su originalidad y el atractivo de su mecánica artesanal.
Con más de seis décadas de historia, esta estructura de siete metros de altura deslumbra no solo por su tamaño, sino por el trabajo artesanal en madera tallada y el canto del ave que marca cada hora. Cada año, miles de personas se detienen frente a él para capturar la aparición del colorido pájaro que aparece entre hojas esculpidas.
Su construcción está directamente vinculada a una historia de agradecimiento y fraternidad. El proyecto fue impulsado por inmigrantes alemanes que, tras la Segunda Guerra Mundial, encontraron en Córdoba un nuevo hogar y quisieron devolver ese gesto con una obra que perdura hasta hoy.
Villa Carlos Paz - Reloj Cucu
Reloj Cucu, Villa Carlos Paz
Córdoba
Cuántos años tiene el reloj Cucú de Villa Carlos Paz y por qué es un ícono de la ciudad
El reconocido reloj Cucú fue inaugurado el 25 de mayo de 1958, por lo que cumplió recientemente 67 años como uno de los referentes más característicos de Villa Carlos Paz. Su figura se volvió sinónimo de la ciudad y es, hasta hoy, una de las postales más buscadas por quienes visitan las sierras cordobesas.
Su estructura mide siete metros de alto y se destaca por una compleja ingeniería que incluye una pesa de 120 kilos, la cual se eleva cuatro metros para poner en funcionamiento el sistema que hace girar las agujas sobre un cuadrante de 1,35 metros de diámetro. En cada hora, un ave tallada y pintada con vivos colores se asoma al ritmo de un gong, captando la atención de turistas que esperan con sus cámaras listas para inmortalizar el momento.
reloj cucú villa carlos paz
Archivo
Más allá de su atractivo visual, el reloj representa una historia de integración cultural. Fue creado por un grupo de ingenieros alemanes que se instalaron en Córdoba luego de la Segunda Guerra Mundial y que, con el apoyo de comerciantes y técnicos locales, levantaron esta estructura como muestra de gratitud hacia la comunidad que los recibió. Entre los impulsores se destacan Carls Plock, Carlos Gasser, Jurgen Naumann y Carls Wedemeyer, quienes dieron vida a un ícono que conjuga técnica, arte y hospitalidad.
La caja del reloj, elaborada en madera de raulí, fue tallada a mano y decorada con hojas que enmarcan el espacio por donde aparece el ave. Este detalle artesanal, junto con su diseño mecánico y su ubicación estratégica, consolidaron al Cucú como un símbolo indiscutido de la ciudad.