El regreso de astronautas a la Luna mediante el programa Artemis de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) implica una serie de desafíos tecnológicos. A diferencia de las misiones Apolo, que se limitaron a las zonas ecuatoriales del satélite, esta nueva etapa de exploración apunta a las regiones polares, donde las temperaturas pueden descender hasta los -223 grados Celsius. Este entorno extremo llevó a una revisión profunda de los equipos utilizados por los exploradores espaciales.
Uno de los elementos clave que deberá modificarse en la indumentaria de los astronautas es el calzado. Las botas empleadas durante la era Apolo fueron diseñadas para estancias cortas y terrenos más benignos, mientras que las futuras misiones demandarán una mayor resistencia térmica y adaptabilidad. Sin embargo, esta mejora tecnológica también presenta un obstáculo biomecánico que podría afectar la movilidad de los astronautas, razón por la cual especialistas trabajan en encontrar un equilibrio entre protección y funcionalidad.
Astronautas artemis 2
La NASA advirtió que 20 asteroides podrían chocar con la Tierra.
NASA
Por qué los astronautas de la NASA cambiarán las botas de sus trajes en el próximo viaje a la Luna
Las misiones Apolo exploraron la superficie lunar en condiciones relativamente moderadas en comparación con los extremos que enfrentará Artemis. Las nuevas misiones no solo tendrán una duración mayor, sino que también se llevarán a cabo en zonas donde las temperaturas son muy bajas y el terreno es más irregular. Por este motivo, la NASA desarrolló un nuevo diseño de botas que incorpora placas térmicas rígidas en las suelas, con el objetivo de conservar el calor corporal y proteger a los astronautas de las gélidas temperaturas del polo sur lunar.
A pesar de sus beneficios en cuanto a aislamiento térmico, esta innovación plantea un inconveniente: la rigidez de las suelas impide la flexión natural del pie, especialmente en la articulación metatarsofalángica (MTP), fundamental para caminar y correr. Esta articulación permite que el pie pase de ser flexible a convertirse en una base rígida en cada paso, mecanismo conocido como "windlass". Sin esta función, el desplazamiento sobre la superficie lunar podría volverse más complicado, generando efectos negativos en la movilidad de los astronautas y aumentando el riesgo de lesiones.
El impacto de esta limitación no se reduce solo a la comodidad de los astronautas. En un entorno de baja gravedad, cualquier restricción en el movimiento puede generar compensaciones en otras partes del cuerpo, lo que con el tiempo podría derivar en problemas físicos. Especialistas en biomecánica de la Universidad de Dakota del Norte advirtieron que una alteración en la marcha podría desencadenar dolencias en rodillas, caderas o la columna vertebral, afectando el desempeño de los astronautas durante misiones prolongadas.
El astronauta de la NASA David Wolf se convirtió en el primer estadounidense en "votar mientras flota"
NASA
El equipo de investigación de la universidad estadounidense trabaja en soluciones para mitigar estos efectos negativos. Su objetivo es diseñar un calzado que ofrezca protección térmica sin comprometer la movilidad. Para eso, desarrollaron simulaciones que recrean las condiciones lunares y analizan el comportamiento del pie en un entorno de gravedad reducida. Estos estudios permitirán ajustar el diseño de las botas para que se adapten mejor al movimiento natural del cuerpo humano.
Además de la biomecánica, otro desafío es la interacción del calzado con el terreno lunar. Las regiones polares están cubiertas de regolito, un polvo fino y afilado que puede afectar el equipamiento y dificultar la estabilidad de los astronautas. Las nuevas botas deben garantizar una tracción adecuada para evitar deslizamientos en pendientes y asegurar un buen desempeño en superficies rocosas.
Artemis I NASA Luna
Twitter @NASA
El desarrollo de este nuevo calzado servirá, además para las misiones Artemis, también como base para futuras exploraciones a Marte y otros cuerpos celestes. Con estancias más largas en el espacio, es muy importante que la indumentaria de los astronautas permita una movilidad eficiente sin comprometer su salud a largo plazo.