Ed Gein, conocido como el "Carnicero de Plainfield", es uno de los criminales más notorios en la historia de Estados Unidos. Nacido el 27 de agosto de 1906 en Plainfield, Wisconsin, Gein creció en un entorno familiar extremadamente perturbador. ¿Robaba cadáveres para hacer artesanías?
Su madre, Augusta, era una mujer extremadamente religiosa y controladora que le enseñó a su hijo a ver a las mujeres como seres corruptos. Esta relación tóxica, junto con una infancia marcada por el aislamiento, fueron factores clave que contribuyeron al comportamiento aberrante que desarrolló a lo largo de su vida.
Su legado perduró en la cultura popular, sirviendo de inspiración para personajes ficticios como Norman Bates en Psicosis de Alfred Hitchcock, Leatherface en La Masacre de Texas, y el propio Hannibal Lecter. Su historia continúa siendo un ejemplo espeluznante de cómo las circunstancias extremas y el trastorno mental pueden dar lugar a comportamientos criminales atroces.
Quién era Ed Gein
Desde joven, Ed mostró signos de una mente alarmante. Tras la muerte de su padre en 1940, su madre se convirtió en el centro de su vida. Cuando ella falleció en 1945, quedó completamente desolado.
En ese momento, comenzó a excavar en tumbas cercanas, desenterrando los cuerpos de mujeres que se parecían a su madre, con la intención de crear una especie de "cuerpo sustituto" para ella. A medida que su obsesión por la muerte y la necrofilia aumentaba, comenzó a realizar prácticas aún más macabras.
Gein robaba cadáveres de tumbas locales y los despojaba de su piel, huesos y otras partes del cuerpo. No solo sustraía estos restos, sino que los transformaba en "artesanías macabras". Usaba los restos humanos para fabricar objetos como sillas tapizadas con piel humana, lámparas hechas con cráneos, máscaras faciales y ropa.
Además, se descubrió que había construido un "traje de mujer" para vestirse como su madre, lo que dejaba en evidencia su obsesión por recrear la figura materna.
El caso de Gein pasó desapercibido durante años hasta que, en 1957, la policía comenzó a investigar la desaparición de una mujer local llamada Bernice Worden. Durante la búsqueda de pistas, encontraron la casa del criminal, un lugar completamente desordenado y grotesco, lleno de objetos hechos con partes humanas. La policía descubrió lo inimaginable: había asesinado al menos a dos mujeres, además de los numerosos cuerpos que había desenterrado de los cementerios.
El juicio del asesino atrajo una gran atención mediática debido a la naturaleza macabra de sus crímenes. Aunque fue declarado culpable de asesinato, se dictó que no estaba en sus cabales debido a su enfermedad mental, por lo que fue internado en una institución psiquiátrica en lugar de ser ejecutado. Durante su tiempo en el hospital, fue diagnosticado con esquizofrenia, lo que ayudó a explicar sus actos aberrantes.