Córdoba siempre fue sinónimo de sierras, valles y arroyos cristalinos. Pero hay un rincón del oeste provincial que rompe con esa postal clásica y sorprende hasta a los propios cordobeses. Allí, donde la tierra guarda secretos de millones de años, se levanta un maravilloso complejo volcánico.
Se trata de una región que parece salida de otro planeta, con cerros erosionados, cenizas petrificadas y domos rocosos formados por antiguas erupciones. El geólogo Iván Petrinovic, investigador del Conicet, lo describe como “un complejo único en el mundo”. Y lo cierto es que cuesta asociar este tipo de paisaje a Córdoba, una provincia que no suele vincularse con volcanes.
Pocho, hasta hace poco desconocido para el turismo, empezó a atraer a viajeros que buscan experiencias distintas: gente curiosa por la geología, aventureros que se animan a caminar largas horas y familias con ganas de conocer un rincón casi secreto. Pero a la vez, los especialistas recuerdan que se trata de un ecosistema frágil, donde conviven especies como el cóndor andino y las palmeras caranday, resistentes incluso al fuego.
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Dónde queda Pocho
El departamento Pocho se encuentra en el oeste cordobés, a unos 230 kilómetros de la ciudad capital. Limita con Traslasierra y se extiende por una zona donde los volcanes se alzan como gigantes dormidos, visibles incluso desde varios puntos del valle. Su epicentro turístico está en Salsacate, cabecera departamental y puerta de entrada a la llamada Ruta Volcánica.
Qué puedo hacer en Pocho
La experiencia más buscada es recorrer los volcanes más destacados: Ciénaga, Poca y Yerba Buena, con alturas que van desde los 1.300 hasta los 1.760 metros. El ascenso puede demandar esfuerzo, pero la recompensa llega con vistas panorámicas y la posibilidad de ver cóndores planeando a pocos metros.
El itinerario suele durar tres días: comienza con la caminata alrededor del cerro Ciénaga, sigue con campamento en la base del cerro Poca y finaliza en el Corralón, donde es posible ingresar al cráter. En este último tramo también se pueden ver restos arqueológicos vinculados a los pueblos originarios, como los Comechingones, que usaban los aleros rocosos como refugio natural.
Más allá del senderismo, el atractivo está en caminar entre cenizas solidificadas y piedras volcánicas, un escenario que contrasta con las clásicas postales serranas. La biodiversidad sorprende: palmares que parecen fuera de lugar y aves rapaces que encuentran en estos cerros un hábitat ideal.
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Cómo llegar a Pocho
Desde Córdoba capital, el trayecto más directo es por la Ruta Provincial 28 hasta Salsacate. El viaje dura alrededor de cuatro horas en auto, atravesando parajes poco transitados que ya anticipan la sensación de aislamiento. También se puede llegar desde Mina Clavero, tomando la RP 15, en un camino más corto pero igualmente pintoresco.