¿Por qué nos pasan cosas malas? El dolor como herramienta para el despertar espiritual

"Hay tres formas de despertar: sufriendo, sufriendo mucho o sufriendo terriblemente", decía Sai Baba. Esta reflexión propone dejar de pelear contra lo inevitable y entender que, aunque no podamos cambiar los hechos externos, sí podemos transformar cómo los vivimos para dejar de sembrar dolor.

¿Por qué pasan cosas malas?

¿Por qué la gente enferma? ¿Por qué hay guerras? ¿Por qué mueren inocentes? ¿Por qué hay niños con cánceres incurables?

Sin duda te habrás hecho estas preguntas varias veces.

Los seres sabios aseguran que no sucede nada, que no tenga que suceder. Y que, por lo tanto, todo lo que pasa es perfecto. Así, sencillamente: perfecto. La mente no quiere recibir lo que no espera, pero sabé que siempre hay una bendición disfrazada detrás de un aparente problema. Nada es lo que la mente esperaba. Todo es lo que es.

El universo es muy sabio. Si un ser no consigue despertar alegremente, si no despierta a través de la dicha, debe hacerlo a través del sufrimiento. Por eso existe el sufrimiento.

Dijo el hermoso Sai Baba: “Hay tres formas de despertar: sufriendo, sufriendo mucho o sufriendo terriblemente”.

Dejá de sufrir, despertá en serio. Lo que pasó ya pasó, y no tiene por qué continuar.

Si lográs cambiar eso que llamamos “recepción energética”, vas a ver que nada es malo. Jesús decía: “Ni tut ni tam” (ni eso ni aquello). Lo que es, es perfecto. El que siembra, cosecha. Y como una sola vida no alcanza, hacen falta varias para cosechar todo lo que uno sembró. Dicho de otro modo: dejá de generar karma, no siembres más el karma que no quieras volver a cosechar.

Amigos queridos, quizás no podamos modificar lo que sucede, pero sí nuestra actitud en cómo lo atravesamos.

No estás a merced del destino porque sos parte activa de tu transformación. Elegí vibrar cada día en amor, consciencia, paz. Lo que hoy duele, mañana puede ser la llave a una nueva y mejor versión de vos mismo.