Los buñuelos de acelga son parte del repertorio más querido de la cocina casera argentina. Asociados muchas veces a días de lluvia o almuerzos en familia, su aroma y textura evocan recuerdos entrañables. Hoy, ese plato tradicional se transforma en una versión más saludable, adaptada a nuevos hábitos alimentarios.
En lugar de harina, esta preparación se basa en acelga, huevos y queso rallado, logrando una textura suave y sabrosa. La ausencia de fritura y harinas convierte la receta en apta para celíacos y mucho más liviana. Aun así, conserva ese espíritu casero que la hace tan especial.
No se requieren utensilios ni ingredientes sofisticados. Con un puñado de pasos simples, se obtiene un plato versátil: ideal como entrada, guarnición o vianda. Además, puede servirse caliente, tibio o frío, lo que suma practicidad para cualquier día.
Buñuelos de acelga-receta
Cómo es la receta de buñuelos de acelga
Para comenzar, se necesita un atado grande de acelga fresca (unos 400 g). Tras lavarla, se deben cortar sus hojas y tallos tiernos en tiras finas y cocinarlos al vapor, hervidos o en microondas durante 4 a 5 minutos. Luego hay que escurrir bien, presionando para quitar todo el exceso de agua, y dejar entibiar.
Una vez cocida y escurrida, se pica la acelga lo más fino posible. En un bol se mezclan dos huevos grandes, tres cucharadas colmadas de queso rallado, sal, pimienta y, si se desea, nuez moscada y hierbas frescas. La clave está en lograr una consistencia húmeda pero firme, que permita formar buñuelos con cuchara.
Se disponen sobre una placa para horno antiadherente o en una sartén caliente sin aceite. En horno precalentado a 200°C, se cocinan durante 8 a 10 minutos. En sartén, se doran 3 a 4 minutos por lado. El resultado es una preparación dorada por fuera, tierna por dentro y con un sabor intenso gracias al queso.
Esta receta rinde entre 8 y 10 unidades medianas, suficientes para dos o tres porciones. Se pueden conservar en heladera hasta tres días o congelar por un mes.