La postura de yoga que tenés que hacer para estirar la columna vertebral

Existen muchas asanas y cada una tiene beneficios específicos. Esta es ampliamente recomendada para las personas que quieren mejorar su flexibilidad y movilidad.

El yoga es una disciplina milenaria que trabaja tanto el cuerpo como la mente y las emociones. Existen distintas ramas y cada una cuenta con una variedad de posturas, llamadas asanas, que a su vez tienen distintos beneficios. Entre ellas, hay una que se destaca por sus beneficios para estirar la columna vertebral.

Se trata de la postura de la paloma, también conocida como Kapotasana (en sánscrito, "kapota" significa paloma y "asana", postura). Esta posición elonga profundamente la espalda y, al mismo tiempo, favorece la apertura de caderas, por lo que trabaja mucho la flexibilidad y la elasticidad.

Si bien suele considerarse como una postura avanzada, ya que implica un gran nivel de estiramiento, también existen opciones para las personas que recién se están iniciando en la práctica de yoga. Como muchas asanas, requiere paciencia, tiempo y un buen trabajo de respiración.

Yoga, postura de la paloma / kapotasana

Yoga: beneficios de la postura de la paloma

Dentro de una rutina de yoga, el principal beneficio de la postura de la paloma es que ayuda a realizar un estiramiento profundo de la columna vertebral, lo que a su vez favorece la flexibilidad y movilidad de esos músculos. Al mismo tiempo abre el pecho y los hombros, mejorando la postura y aliviando la tensión de esas zonas.

Por otro lado, esta postura estimula los órganos internos, incluidos los riñones, el hígado y el sistema digestivo, y contribuye a mejorar su funcionamiento. En cuanto a los beneficios mentales, este estiramiento profundo también ayuda a liberar bloqueos emocionales y a reducir el estrés y la ansiedad.

Cómo hacer la postura de la paloma

  • Colocarse con las rodillas en el suelo, separadas al ancho de las caderas.
  • Poner las manos en la cintura y llevar los pulgares hacia la parte baja de la espalda.
  • Inhalar profundamente. Al exhalar, inclinarse hacia atrás, abriendo el pecho y llevando los codos hacia atrás.
  • Bajar la cabeza lentamente hacia atrás y empezar a extender los brazos hacia atrás, llevando las manos hacia los tobillos o las plantas de los pies.
  • Mantener la postura durante varias respiraciones profundas. Debe sentirse la apertura de la parte frontal del cuerpo.
  • Para volver a la posición inicial, elevar el tronco suavemente y ponerse otra vez de rodillas, llevando las manos a la cintura.
TEMAS RELACIONADOS