Si alguna vez escuchaste a tu gato roncar, no estás solo. Si bien los gatos ronronean, el ronquido también puede aparecer en los felinos y, en muchos casos, es completamente normal.
Un ronquido suave y ocasional suele ser parte del encanto de cada felino. Pero si aparece de repente o viene acompañado de otros síntomas, es hora de prestarle atención extra.
Si alguna vez escuchaste a tu gato roncar, no estás solo. Si bien los gatos ronronean, el ronquido también puede aparecer en los felinos y, en muchos casos, es completamente normal.
En general, el ronquido en los gatos aparece cuando el paso del aire por la nariz o la garganta se ve parcialmente bloqueado. Esto puede deberse a la postura en la que duermen, a su estructura nasal o a pequeños problemas respiratorios.
Los gatos que duermen boca arriba, muy relajados o sobre mantas mullidas suelen roncar más simplemente por la posición. Sin embargo, si tu mascota comienza a hacerlo todas las noches o empieza a roncar cuando antes no lo hacía, conviene prestarle un poco más de atención.
Los branquicéfalos —como los persas, de cara chata— son verdaderos expertos en ronquidos. Su nariz corta y su paladar blando generan ese sonido tan característico, casi como si llevaran una “motosierra integrada”. En ellos, este ruido es parte de su anatomía particular y suele considerarse completamente normal.
Pero hay otras causas a tener en cuenta. El sobrepeso puede ejercer presión sobre la estructura nasal; las alergias o resfríos provocan vibraciones; y los pólipos, infecciones o incluso algunos problemas dentales pueden inflamar el interior de las vías respiratorias y producir ronquidos más intensos.
Es importante estar atentos si el ronquido viene acompañado de jadeos, estornudos frecuentes, secreciones o respiración con la boca abierta. En esos casos, lo mejor es consultar a un veterinario. También es útil observar si el sonido cambia según la postura o si el gato respira con un ritmo distinto al habitual.
Algunos felinos roncan más durante el invierno, debido al aire frío, mientras que otros lo hacen después de comer, cuando el diafragma tiene mayor presión. Y muchos roncan únicamente cuando están en un sueño profundo, equivalente a los “sueños felinos” más reparadores.
En definitiva, un ronquido suave y ocasional suele ser parte del encanto de cada gato. Pero si aparece de repente o viene acompañado de otros síntomas, es hora de prestarle atención extra.