Romanito, el santo de Almagro: una historia de pasión por los colores y de legado a su hija

Desde su juventud y hasta sus últimos años, Francisco Romano vivió con un gran amor por el Tricolor. Su hija heredó el vínculo férreo y la identificación con la institución.

Bailes en el vestuario, alegría y un vínculo muy especial: la historia de Francisco Romano, conocido como "Romanito", con el club Almagro se construyó desde su juventud y se fortaleció luego de unos años por su amor a la institución. Su trabajo y la pasión por los colores marcó su vida, que fue heredada por su hija, llamada Elena, que desarrolló su identificación con el equipo en sus primeros años.

"Soy hincha y socia de Almagro desde que nací. Mi vínculo empieza por mi papá. Siempre estaba con una sonrisa y bailando. Para mí, es un orgullo ser la hija de quien soy porque a mi papá lo quiere todo el mundo. Empecé a venir cuando tenía meses. Empecé a caminar en esta cancha y un día en el entrenamiento, estaba el portón abierto", destacó Elena, con una visible emoción, sobre su relación con el club de Tres de Febrero y el rol de su padre.

La mujer remarcó el amor por los colores, que inició en un momento muy especial: la primera vez que ingresó a la cancha. "Mi abuela estaba conmigo a upa, me sentó en el césped y dice que me paré, di dos pasos y me senté. Dice que mis primeros pasos fueron ahí. Lo primero que aprendí fue el teléfono y la dirección del club. No sabía la dirección ni el teléfono de mi casa pero el del club, seguro. Todavía no está más ese número pero me lo sigo acordando", subrayó en diálogo con C5N.

La secuencia se repitió por años, pero sigue intacta. "Cuando tengo ganas, me siento en la cancha y me pongo a tomar mate, cuando están entrenando o no hay nadie. Para mí, el club es el patio de mi casa. Mi papá vio construir la cancha cuando tenía 19 años y la inauguraron el 7 de abril de 1956. Ahí empezó él a venir de local y a veces iba de visitante", expresó.

El padre de Elena construyó una relación cercana con los jugadores y llevó su pasión al vestuario: "En 1966 viajó a Rosario, conocía a un jugador, de apellido Felder, y le pidió si podía traerlo de vuelta de Rosario. Él dijo que sí, lo subieron al micro y cuando llegó a Buenos Aires se hizo socio del club. Después empezó como auxiliar de utilero. Me crié entre ellos viéndolo. Cuando no había ningún jugador, yo podía entrar y estaban el otro utilero y él limpiando los botines. Yo tocaba las camisetas. Me decía 'no me desacomodes nada'".

También recordó el gran tiempo que transcurrían en las instalaciones, lo que más disfrutaban: "Nosotros estábamos de lunes a lunes porque mi papá también tenía el buffet en el club. Siempre con su Almagro querido. Se la pasaba escribiendo, tengo cuadernos escritos por él. Escribía las formaciones de los equipos campeonato por campeonato y equipo por equipo. Siempre estaba cantando, contento y positivo".

En tal sentido, Elena remarcó la estrecha relación que mantuvo con su padre con Almagro, pese a que había dejado de trabajar en el club, y rememoró una costumbre: "Mi papá era y es tan querido, que cuando dejó de ser utilero siguió frecuentando el vestuario. Era su vida y le encantaba estar ahí adentro e ir con el plantel. Tengo videos de él bailando en medio de los jugadores. Hubo una racha en la que no podían ganar y él empezó a bailar en el vestuario con los jugadores antes de los partidos. En el primer partido que hizo eso, ganaron".

Romanito falleció en 2024, pero su pasión no se apagó. "La mejor herencia que me pudo haber dejado mi papá es esto. Es mi casa, me da felicidad. Obviamente que siempre quiero que gane y esté bien, pero voy a estar siempre acá porque es mi lugar en el mundo", subrayó la mujer.

Romanito, desde el interior de Almagro: "Lo querían mucho"

El vínculo de Romanito con Almagro llegó a las entrañas del club. "Yo venía a la mañana, estaba con el canchero. El papá de Elena siempre estaba acá. Venía con su bolsa, sus papeles, sus fotos, notas. Tenía memoria, se acordaba de los jugadores por más de que hayan pasado muchos años. Hay un video de él bailando en nuestro clásico contra Estudiantes de Caseros saltando con los jugadores, que lo querían mucho", destacó un empleado de la institución, Diego Aguilar, a C5N.

El rol del hombre también es reconocido por el público del equipo. "Almagro tiene un santo, que se llama Romanito. Desde hace un tiempo corto está en otro plano. Es un tipo que dedicó su vida al club", expresó un hincha, mientras que otro sumó: "Nos dejó muchas enseñanzas. Era un tipo muy humilde, muy amigo de sus amigos y muy leal".

"Es el hincha más icónico que tenemos y el más representativo del club. A pesar de que ya no lo tenemos acá, está en el cielo alentando como siempre. Romanito es el más grande de todos. Siempre estuvo en el club, colaboró y fue a todas las canchas. Era un crack", resaltó otro simpatizante.

Producción y realización: Maini Golomb, Daniela Caracuel, Lucila Viera, Camila Alonso Suárez y Facundo Pepe.

TEMAS RELACIONADOS