El reciente triple crimen de Florencio Varela —donde las jóvenes Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15) fueron brutalmente asesinadas en una masacre que supuestamente fue transmitida en vivo por una red social— se convirtió en el último y más crudo símbolo de la barbarie narco en el país.
Este episodio no solo generó una profunda conmoción social por su horror explícito y las edades de las víctimas, sino que también desnudó una realidad ineludible: las mafias, que antes parecían operar en las sombras, ahora utilizan el terror como herramienta de comunicación y control territorial.
La historia reciente de Argentina está marcada por una secuencia de crímenes donde la lógica del narcotráfico se impuso por encima de la ley. Casos como el doble crimen del Unicenter y el triple crimen de General Rodríguez en 2008 evidenciaron la penetración de las redes en esferas empresariales. En paralelo, la guerra sin cuartel desatada en Rosario con los asesinatos de Martín "El Fantasma" Paz (2012) y de Claudio "Pájaro" Cantero (2013), demostró que la lucha por el territorio ya había roto el pacto de convivencia criminal, desatando una espiral de violencia que aún hoy define el día a día de esa ciudad.
El hilo de sangre se extiende hasta nuestros días, con episodios que confirman la expansión geográfica y la diversificación de la crueldad. Los asesinatos de Jimi Altamirano (2023) en Rosario, un joven ajeno al narco, muerto en un acto de sicariato puro para enviar un mensaje, y el doble femicidio de Ayelén Benítez Medina y Vanesa Lachmañuk en La Matanza, donde los cuerpos de las víctimas aparecieron flotando en el Río Matanza como un mensaje cifrado entre bandas por el control de la droga, son la prueba más reciente.
El doble crimen del shopping Unicenter
Fue la primera gran "vendetta" narco registrada en la provincia de Buenos Aires. Ocurrió el 24 de julio de 2008, en el estacionamiento del shopping Unicenter, en Martínez, cuando dos colombianos, Héctor Edilson Duque Ceballos ("Monoteto") y su guardaespaldas Jorge Alexander Quintero Gartner, fueron emboscados y acribillados por sicarios que se movilizaban en motocicleta.
Las víctimas eran narcotraficantes y paramilitares relacionados con los peligrosos cárteles colombianos (principalmente las Autodefensas Unidas de Colombia o AUC), y su ejecución fue un claro ajuste de cuentas en el marco de una disputa por negocios.
La resonancia del caso no solo se debió a la brutalidad de la ejecución en un lugar público y concurrido, sino también a las oscuras conexiones que salieron a la luz durante la investigación. Se comprobó que el operativo para asesinar a los colombianos fue encargado por capos narco rivales. Las pesquisas revelaron la participación de ciudadanos argentinos en la logística y el sicariato, incluyendo a barrabravas de Boca y River, quienes fueron condenados a prisión perpetua.
El triple secuestro y crimen de General Rodríguez
El caso puso de manifiesto la sofisticación y brutalidad del narcotráfico en Argentina y la conexión entre empresarios y crimen organizado. Las víctimas, los farmacéuticos Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, fueron secuestrados, brutalmente torturados y ejecutados a balazos. Estaban vinculados al tráfico ilegal de efedrina, un precursor químico clave para la producción de metanfetamina por parte de carteles mexicanos.
Forza, Ferrón y Bina fueron vistos con vida por última vez el 7 de agosto de 2008. Sus cuerpos fueron hallados en un zanjón, en la localidad bonaerense de General Rodríguez, seis días después, el 13 de agosto de 2008, con signos de haber sido mantenidos en un freezer.
triple crimen general rodriguez
El caso conmocionó al país por la violencia mafiosa inusitada y la posterior revelación de la "Ruta de la Efedrina", un esquema de contrabando millonario que involucraba a droguerías y supuestos aportes a campañas políticas. Los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor y Marcelo Schillaci fueron condenados a cadena perpetua como autores materiales.
El principal sospechoso de ser autor intelectual era el empresario Ibar Pérez Corradi, pero la jueza María Servini le dictó la falta de mérito en abril del 2021. La causa prescribió en 2023.
Los asesinatos del "Fantasma" Paz y el "Pájaro" Cantero que desataron la violencia narco en Rosario
Los crímenes de Martín "Fantasma" Paz y Claudio "Pájaro" Cantero fueron dos hitos trágicos y directamente vinculados que marcaron el estallido de la narcoviolencia en Rosario.
El primero en caer fue Martín Paz, el 8 de septiembre de 2012. Fue acribillado a balazos mientras circulaba en su BMW por el centro de la ciudad. Paz no solo era un empresario con vínculos en el narcotráfico y el lavado de dinero, sino también el cuñado del "Pájaro" Cantero, líder de la temida banda Los Monos.
Si bien el crimen nunca fue oficialmente esclarecido, en el submundo criminal se instaló la creencia de que había sido ordenado por el núcleo duro de Los Monos debido a una disputa por un cuantioso cargamento de droga o un ajuste de cuentas económico.
Ocho meses después, el 26 de mayo de 2013, Cantero fue ejecutado por sicarios que dispararon desde una camioneta a la salida de un boliche en Villa Gobernador Gálvez. Este segundo crimen se interpretó inmediatamente como una venganza por el asesinato de Paz, posiblemente orquestada por el padre de la víctima, Luis Paz, o por bandas rivales, como la de Esteban Lindor Alvarado, que aprovecharon la interna.
La muerte del "Pájaro", el líder más cerebral y carismático de Los Monos, rompió el equilibrio de poder en el hampa rosarina y desató una feroz y caótica espiral de venganzas por parte de sus hermanos, Guille y Monchi Cantero.
El estremecedor caso de Lorenzo "Jimi" Altamirano
Lorenzo Altamirano era un joven músico y malabarista que no tenía ningún vínculo con el crimen organizado. El 1 de febrero de 2023 fue secuestrado al azar en la calle, subido a un Renault Sandero y asesinado a tiros. Su cuerpo fue abandonado en la puerta del estadio del club Newell's Old Boys, y en su ropa se encontró un mensaje escrito dirigido a dos presos ligados a la banda narco Los Monos y a la barra brava del club: "Damián Escobar, Leandro Vinardi y Gerardo Gómez dejen de sacar chicos del club para tirar tiro en Rosario".
La principal hipótesis de los investigadores es que se trató de un "crimen al voleo" orquestado por una banda criminal con la única finalidad de enviar un mensaje a una organización adversaria, utilizando a una víctima inocente para generar el mayor impacto posible.
El uso de una persona elegida al azar como "mensajero" o "encomienda" para una disputa entre bandas narco provocó una fuerte conmoción social en Rosario, llevando a la consigna de que "Jimi éramos todos" por el temor de que le pudiera pasar a cualquier ciudadano.
Las dos chicas asesinadas a balazos en el Río Matanza
El caso de Ayelén Benítez Medina (14 años, de nacionalidad paraguaya) y Vanesa Lachmañuk (28 años) conmocionó a la opinión pública al exponer la violencia extrema del narcotráfico en el conurbano bonaerense, específicamente en el partido de La Matanza. Ambas jóvenes desaparecieron el 28 de agosto de 2024 y sus cuerpos fueron encontrados flotando en un cruce de arroyos y el Río Matanza, una zona de humedales controlada por bandas narco.
Vanesa Lachmañuk Ayelén Benítez Medina
Las autopsias revelaron la brutalidad del doble crimen: Vanesa fue asesinada de un balazo en la frente, mientras que Ayelén recibió tres disparos en la cabeza, un patrón que para los investigadores sugiere un "mensaje" mafioso relacionado con un "ajuste de cuentas" en el contexto de la venta de drogas, aunque no se determinó si eran vendedoras.
La investigación policial, marcada por tiroteos entre las fuerzas de seguridad y las bandas narco en el barrio, culminó con la detención de tres hombres imputados por homicidio agravado, en un escenario que la policía describió como una "guerra" por el control territorial de la droga.