Cómo fue el origen del obelisco, la estructura que se convirtió en el símbolo de Buenos Aires

No solo es un símbolo arquitectónico, sino un testigo de la historia, la cultura y el alma de Buenos Aires. Cada vez que lo ves, te recuerda la esencia única de la ciudad.

El Obelisco de Buenos Aires, ícono indiscutible de la ciudad, tiene una historia fascinante que combina modernidad, polémica y orgullo porteño. Su construcción marcó un antes y un después en el paisaje urbano de la capital argentina. ¿Cómo fue el origen de la estructura que se convirtió en el símbolo porteño?

Con el tiempo, se ganó un lugar en el corazón de los bonaerenses. Hoy es mucho más que una estructura arquitectónica: es el lugar donde se celebran triunfos deportivos, manifestaciones sociales y eventos culturales. Es un punto de encuentro que representa el espíritu vibrante y apasionado de Buenos Aires.

Una curiosidad es que en el año 2005, fue envuelto con un enorme preservativo como parte de una campaña de concientización sobre el VIH/sida. Su interior es hueco y cuenta con una escalera de 206 escalones que lleva a la cúspide, aunque el acceso está restringido al público. Por otro lado, es interesante saber que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1997 y no solo es un símbolo arquitectónico sino un testigo de la historia, la cultura y el alma de Buenos Aires. Cada vez que lo ves, te recuerda la esencia única de la ciudad.

Obelisco

Cuál es la historia de la creación del obelisco, el monumento símbolo de Capital Federal

Fue inaugurado el 23 de mayo de 1936 en conmemoración del cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza. La idea detrás de esta estructura monumental fue dotar a la ciudad de un símbolo moderno y distintivo, algo que representara su identidad en crecimiento como una metrópoli de vanguardia.

El diseño estuvo a cargo del arquitecto argentino Alberto Prebisch, una de las figuras destacadas del movimiento modernista en el país. Inspirado en las clásicas formas obeliscales egipcias, Prebisch simplificó el diseño para darle un toque contemporáneo y acorde al estilo de la época.

La construcción se levantó en tiempo récord: apenas 31 días. La empresa alemana G.E.O.P.E. fue la encargada de realizar la obra, utilizando bloques de piedra blanca de caliza cordobesa. Su altura alcanza los 67.5 metros, con una base de 49 metros cuadrados, lo que lo hace visible desde varios puntos de la ciudad. su ubicación no es casual. Se encuentra en la intersección de la Avenida Corrientes y la Avenida 9 de Julio, en el corazón de Buenos Aires. En ese mismo lugar, se izó por primera vez la bandera argentina en 1812. Este dato histórico agrega aún más significado a su imponente presencia.

Cuando se construyó, fue objeto de críticas. Muchos porteños lo consideraban una obra innecesaria y extravagante, especialmente en un contexto económico difícil. Incluso, en 1939, el Concejo Deliberante votó a favor de demolerlo, pero el intendente Arturo Goyeneche impidió que esto ocurriera.