Desde 2019, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) se encuentra enfrentándose con un problema técnico importante en la Estación Espacial Internacional (EEI). Se detectó una fuga de aire en el módulo Zvezda, operado por Rusia, lo que generó preocupación por los riesgos de seguridad y la integridad estructural de la estación. La situación se agravó en 2023, con un aumento en la tasa de fuga que pone en jaque la colaboración entre la NASA y Roscosmos. Este desafío técnico llevó a que ambas agencias busquen soluciones para evitar posibles consecuencias que puedan llegar a ser catastróficas.
La gravedad del problema se encuentra en que el módulo Zvezda conecta secciones clave de la EEI, lo que hace que cualquier falla comprometa la seguridad general de la estación. Mientras se toman medidas para mitigar la fuga, el problema persiste, obligando a la agencia espacial estadounidense y la rusa a implementar procedimientos de contingencia y a evaluar nuevas estrategias de reparación. Con la estación en funcionamiento desde el año 2000 y su vida útil extendida hasta al menos 2030, la necesidad de resolver esta fuga se vuelve crucial para garantizar su operatividad y seguridad.
Qué sucede con la Estación Espacial Internacional y qué plan de acción tiene la NASA
El módulo Zvezda que se encuentra en la Estación Espacial Internacional es clave para las operaciones rusas desde 2019. Este conecta con el puerto donde se conectan las naves de carga, por lo que su deterioro generó tensión entre la NASA y Roscosmos debido a sus posibles implicaciones. En febrero de 2023, la tasa de pérdida de aire aumentó drásticamente, llegando a 3,7 libras de aire por día. Aunque las reparaciones lograron reducir este valor a entre 2 y 2,5 libras por día, sigue superando el umbral de seguridad de la estación, tal como reportó un informe reciente.
El presidente del Comité Asesor de la ISS, Bob Cabana, advirtió que la situación podría llevar a un fallo estructural catastrófico. Roscosmos, por su parte, sostiene que las operaciones son seguras, aunque carecen de datos concluyentes que respalden esta afirmación. En respuesta, la agencia espacial estadounidense propuso la intervención de expertos independientes para identificar el origen y la gravedad de las fugas. Mientras tanto, Estados Unidos ya movilizó un equipo técnico para tal propósito, sin recibir una confirmación similar de cooperación por parte de Rusia.
Las fisuras presentes en el módulo Zvezda son difíciles de localizar debido a la complejidad estructural del entorno, rodeado de soportes y tuberías que complican su acceso. La NASA cree que las vibraciones mecánicas en la estación podrían ser responsables de la fatiga de los materiales, mientras que la agencia espacial rusa señala una “fatiga de alto ciclo” causada por sistemas mecánicos y de almacenamiento de energía. Ambas están investigando también posibles defectos en las soldaduras internas del módulo, con la esperanza de encontrar soluciones definitivas.
Para mitigar el riesgo de la fuga de aire, los astronautas implementaron protocolos específicos, como sellar la escotilla del módulo afectado, salvo durante tareas puntuales. Durante estos períodos, la sección estadounidense se aísla de la rusa para prevenir la pérdida de presión en toda la estación. Michael Barratt, astronauta de la NASA, enfatizó que, aunque las medidas adoptadas no son ideales, representan un esfuerzo conjunto para proteger la seguridad de la tripulación. La cooperación sigue siendo vital, a pesar de las diferencias en la evaluación del problema entre ambos países.
El deterioro del módulo plantea serios interrogantes sobre el futuro de la EEI. Aunque la agencia espacial estadounidense y sus socios extendieron su operación hasta 2030, la agencia rusa aún no aseguró su participación más allá de 2028. El cierre permanente del módulo con fugas afectaría tanto la capacidad de la estación para recibir cargamentos como su orientación orbital, incrementando los costos operativos. En respuesta, la NASA comenzó a ensayar el uso de naves espaciales estadounidenses para tareas antes realizadas por naves rusas Progress e instaló asientos de emergencia en las cápsulas Crew Dragon de SpaceX para garantizar evacuaciones seguras.
Ante las tensiones crecientes, la NASA también se encuentra explorando alternativas de largo plazo, incluyendo el desarrollo de estaciones espaciales comerciales con socios como Blue Origin y Vast en colaboración con SpaceX. Estas plataformas podrían reemplazar a la EEI, aunque su operatividad antes del retiro de la estación actual aún es incierta.