La conformación de la nueva Cámara de Diputados: un armado que se definió sobre la marcha

Entre tensiones y negociaciones que siguieron durante la propia sesión, Martín Menem fue ratificado al frente de la Cámara y el oficialismo retuvo las facultades para definir las comisiones. Con bloques fragmentados, fugas de último minuto y alianzas improvisadas, la nueva composición de Diputados se terminó de ordenar en pleno recinto.

La sesión preparatoria que debía limitarse a la jura de los nuevos diputados terminó convertida en una escena inusual incluso para la política argentina: una Cámara que llegó sin sus bloques completamente definidos, negociaciones que se extendieron durante horas y un mapa político que terminó de armarse mientras la sesión avanzaba. Con La Libertad Avanza ya instalada como primera minoría y Unión por la Patria mantenida como segunda fuerza —dos datos que estaban claros desde el día anterior— la verdadera tensión se concentró en el resto de las bancadas, sobre todo en aquellas que llegaron debilitadas, fragmentadas o directamente en proceso de reconstrucción.

Los bloques heridos se movieron en un clima de urgencias y desconfianzas. El PRO es el caso más visible: Cristian Ritondo quedó al frente de un espacio reducido a doce diputados, después de una caída estrepitosa desde las más de treinta bancas previas a fugas, quiebres y finalización de mandatos. La UCR transitó una crisis similar; luego de fracturarse en varias corrientes internas en 2024, terminó con solo seis integrantes alineados con Pamela Verasay, mientras figuras antes centrales —como Karina Banfi— migraron a monobloques propios.

Miguel Ángel Pichetto y Nicolás Massot tuvieron su propia novela. Primero negociaron con Provincias Unidas, pero el desacuerdo por la presidencia del bloque —Pichetto rechazó que quedara en manos de Gisela Scaglia— y la intención de mantener libertad de acción los llevaron a quedarse en Encuentro Federal, un sello que pasó de dieciséis integrantes a apenas dos. Provincias Unidas terminó consolidándose con dieciocho miembros, presididos por la ex vice de Santa Fe, Scaglia, y con una composición marcada por legisladores cercanos a los gobernadores de Santa Fe, Córdoba, Chubut y Jujuy. A ese armado se sumaron los ex PRO José Nuñez y Sergio Capozzi, además de Lourdes Arrieta, que venía de Coherencia y previo a ello, de La Libertad Avanza.

En el resto del tablero, la fragmentación tomó formas distintas. El Frente de Izquierda, que venía de cinco bancas, quedó con cuatro y recuperó a Myriam Bregman en la Cámara. La Coalición Cívica sufrió una caída notable: pasó de seis a dos diputados y quedó presidida por Maximiliano Ferraro. El MID, Coherencia y Producción y Trabajo mantuvieron estructuras pequeñas que ya eran acotadas en la composición anterior, sin perder el volumen que tenían.

Innovación Federal tampoco logró cristalizar su intento de sumar a representantes de Tucumán, Catamarca y Neuquén, pese a una reunión clave en la casa de Salta: los neuquinos optaron por la independencia, los catamarqueños rompieron con UP pero no se integraron y el armado quedó en pausa.

Entre los monobloques, además de Karina Banfi, se mantienen el santacruceño José Luis Garrido, Jorge “Gato” Fernández, Natalia de la Sota (Córdoba) y Karina Maureira (Neuquén), que responde al gobernador Rolando Figueroa. También se destacan los tres catamarqueños que abandonaron recientemente “Elijo Catamarca”, mientras que los tres tucumanos que se habían separado de UxP se mantienen dentro del bloque “Independencia”.

Rosca en vivo, tensión en el recinto y el control de las comisiones

La jura transcurrió en un clima de rosca explícita y tensión política. La presencia del presidente Javier Milei, junto a Karina Milei y Manuel Adorni, encendió el recinto desde el inicio. Segundos antes de comenzar la jura, el chaqueño Aldo Leiva —quien suele aprovechar los tramos finales de las votaciones o el momento de las abstenciones para intervenir con comentarios políticos— lanzó un “¡La patria no se vende!” dirigido al Presidente. Ese grito detonó un cruce inmediato de cánticos entre Unión por la Patria y La Libertad Avanza que dominó los primeros minutos de la sesión.

Mientras tanto, los jefes de los distintos espacios caminaban entre bancas intentando cerrar acuerdos que se armaban y desarmaban en cuestión de minutos. La disputa por la vicepresidencia tercera expuso ese caos en su forma más pura. Ratificada Cecilia Moreau como vicepresidenta primera y definido que Luis Petri quedaría con la segunda, la tercera quedó en el aire. Por número correspondía a Provincias Unidas, pero en un movimiento inesperado el PRO, el MID, la UCR y los monobloques de Banfi y Garrido conformaron un interbloque improvisado para intentar quedarse con ese sillón. La jugada trabó la decisión y dejó la definición para una próxima sesión.

Por otro lado, algunos bloques medianos ya habían formalizado un interbloque consolidado, llamado “Unidos”, que agrupa a Provincias Unidas, Encuentro Federal y la Coalición Cívica. Según sus integrantes, el armado del interbloque exprés de último momento buscó contrarrestarlos y disputar la vicepresidencia tercera.

No fue la única pulseada. También estaba sobre la mesa la idea de que la oposición intentara impedir que Martín Menem conservara las facultades para definir la integración de las comisiones, un punto clave del funcionamiento parlamentario. Tampoco lo lograron: finalmente, será el oficialismo quien determine el criterio con el que se asignarán los lugares de cada bloque en las comisiones, un poder que tendrá consecuencias directas en la dinámica legislativa del año.

La jornada sumó un episodio más: en la transmisión oficial se escucharon comentarios machistas sobre el cuerpo de tres diputadas. Aunque no quedó claro quién los pronunció, el episodio salpicó al diputado Ricardo Cipolini, que presidía el inicio de la sesión por ser el legislador de mayor edad. Entre las frases captadas se oyó incluso un “qué buena que está la peruca”, lo que generó malestar en el recinto y en los pasillos.

La sesión preparatoria —que debía ser un trámite— terminó exponiendo a una Cámara que todavía busca su equilibrio. Con los dos polos mayores ya definidos, el juego real se desarrolla en el territorio inestable de los bloques medianos y pequeños. La jura dejó una señal clara: el año legislativo será volátil, con negociaciones a cielo abierto y un Congreso que se sigue reconfigurando incluso mientras funciona.