La criptoestafa $LIBRA y los límites de una cultura financiera basada en ser "tu propio jefe"

Para el oficialismo la “batalla cultural” consiste en hacernos creer que el país es un casino y que la especulación financiera es nuestro destino.

El relato de la “nuevas derechas” se constituyó bajo la ilusión de que todo individuo es un emprendedor nato que solo necesita de las oportunidades para alcanzar sus metas. La cultura del entrepeneur es una de las estafas más importantes de nuestro tiempo. La promesa de una sociedad de emprendedores que, con audacia, esfuerzo e ideas propias, consiguen sus propósitos es imposible sin democracia económica.

El economista Thomas Piketty señala que la desigualdad contemporánea se sostiene en que quienes tienen patrimonio siempre tendrán una ventaja irreversible frente a la porción de la ciudadanía que sólo cuenta con su entusiasmo emprendedor. Las narrativas del gobierno por lo general apelan a una ficción en la cual la libertad financiera es elevada como valor principal y en donde uno solo se realiza en el mercado a partir de asumir riesgos, de autopercibirse como un empresario permanente que sortea diversas adversidades. Se reivindica al egoísmo extremo y al hiperindividualismo como práctica social.

La libertad y la madurez emocional solo se alcanzan liberándose de cualquier ayuda estatal. El dinero es un medio para obtener bienes materiales pero sobre todo para lograr la libertad. Por eso, promueven la autoayuda financiera, técnicas emocionales y motivacionales para que cambiemos nuestra forma de ser. Plantean la mercantilización total de la vida social y la ausencia de cualquier tipo de justicia social. Por ejemplo en el libro “Padre rico, Padre pobre” de Kiyosaki, un bestseller en el mundo libertario, el padre pobre es aquel que no puede emprender por sí mismo y necesita ser ayudado por algún tipo de política pública. De ahí el odio contra la noción de justicia social.

Javier Milei
“Si vas al casino y perdés plata, ¿cuál es el reclamo?”, postuló el Presidente.

“Si vas al casino y perdés plata, ¿cuál es el reclamo?”, postuló el Presidente.

Gran parte del éxito de estas narrativas es que apelan a creencias basadas en el sacrificio, con el argumento de que "hay que estar mal para luego estar bien". El problema es que es un sacrificio selectivo, en el cual por más riesgos y esfuerzos que asuma el ciudadano común la propia dinámica financiera determina ventajas irreversibles para quienes se encuentran en una posición de poder y desventajas difíciles de sortear para la gran mayoría.

Por eso lo que sucedió con $LIBRA marca un punto de inflexión, ya que visibiliza las falacias libertarias y desnuda las miserias de esta cultura financiera. La realidad demuestra que nadie puede ser "su propio jefe" cuando hay una cancha inclinada, cuando hay élites que cuentan con acceso privilegiado a la información. Cuando existen desigualdades estructurales el pez grande siempre se va a comer al pez chico, por más que este último se auto explote a niveles descarnados con la creencia de que está manejando su propio destino. Como toda burbuja, más temprano que tarde se pincha.

Milei propuso invertir en $LIBRA bajo el argumento de que era una forma de ayudar a las PYMES y a los emprendedores nacionales. Solo en el universo liberal- libertario pueden convivir la idea de que invertir en una cripto potencia a empresas pequeña y medianas pero a su vez según los propios dichos del Presidente es una apuesta al azar: “Si vas al casino y perdés plata, ¿cuál es el reclamo?”. Y acá hay un punto interesante: en el casino al igual que en la timba financiera siempre gana la banca.

Los dichos de Milei evidencian el tipo de modelo económico y cultural al que apuesta. Un modelo sin sectores productivos, ni Estado, ni justicia social. Un modelo que en nombre de la libertad hace el peor ajuste desde la vuelta de la democracia. Pero para que un ajuste económico pueda ser aplicado y sobre todo pueda ser tolerado por amplios sectores sociales es necesario presentarlo como algo inevitable y legítimo. El neoliberalismo es un proyecto económico pero sobre todo es un proyecto cultural. Y este último elemento se potencia día a día, ya que el oficialismo es una máquina de dar “batallas culturales” para justificar ajustes brutales.

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El argumento es que "hay que estar mal para luego estar bien".

El argumento es que "hay que estar mal para luego estar bien".

El mundo de las finanzas en la vida cotidiana

Las estrategias de acumulación del capital han adoptado distintas formas a lo largo de la historia. A partir de las décadas del sesenta y setenta se agudiza un proceso de financiarización que posee algunos rasgos específicos que difieren con las formas asumidas durante la primera mitad del siglo XX. El neoliberalismo es la salida del capital a escala global para superar una nueva crisis de acumulación, romper con las bases keynesianas del estado de bienestar e introducir al capitalismo en una etapa en donde el capital financiero desplaza al capital productivo y el libre mercado se constituye como proyecto económico, político y cultural hegemónico..

Por eso, la idea central es comprender a la financiarización como un proceso en el cual aumenta de forma significativa la capacidad del capital financiero, las finanzas ocupan un rol central en el modo de acumulación y a su vez sectores no financieros adoptan comportamientos financieros. Es decir, el capital financiero no solo se impone sobre el capital productivo, sino que el propio capital productivo asume una lógica financiarizada, lo cual implica una condición inédita que diluye las fronteras entre producción y especulación financiera.

El proceso implica que se expanden una serie de prácticas financieras que son incorporadas por agentes no financieros. El mundo de las finanzas pasa a ser un mundo cada vez menos ajeno y más cercano al quehacer cotidiano de gran parte de la sociedad. Estos cambios también producen una nueva subjetividad y cultura que se va a articular de forma significativa con la expansión del neoliberalismo.

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El mundo de las finanzas pasa a ser un mundo cada vez menos ajeno y más cercano al quehacer cotidiano.

El mundo de las finanzas pasa a ser un mundo cada vez menos ajeno y más cercano al quehacer cotidiano.

En este sentido podemos sostener que cuando el capitalismo financiero se expande también lo hace una cultura que se centra en los cambios de prácticas y comportamientos sociales que supone la financiarización en tanto fenómeno que excede el campo económico. Lo que sucede es que se populariza el mundo de las finanzas, lo cual implica grados cada vez más altos de intersección entre la cultura masiva y las prácticas financieras.

Por eso, no es casualidad que el Criptogate haya llamado la atención de gran parte de la opinión pública aun cuando la mayoría probablemente nunca haya invertido en criptomonedas….

Siguiendo en esta perspectiva si el neoliberalismo es un proyecto económico, pero también político y cultural, se lo puede concebir como un sistema ideológico que promueve una filosofía que sostiene una mercantilización absoluta de todas las dimensiones de nuestra vida social. Incluso a diferencia del liberalismo clásico del siglo XVIII y XIX, el neoliberalismo de Milei rompe con la idea de que existen derechos naturales que son inalterables, por el contrario, todo ingresa en la lógica del mercado, hasta lo más preciado como puede ser la salud, la educación o el propio cuerpo.

Cualquier ciudadano puede acceder al mercado financiero, las narrativas neoliberales construyen un ciudadano emprendedor que puede ser parte de este mundo, que antes lo consideraba ajeno, a partir de su entusiasmo, audacia y responsabilidad individual. Pero para que se pueda dar este fenómeno es necesario construir un tipo de sujeto que produzca y reproduzca las lógicas financieras. Para popularizar las finanzas y mercantilizar la vida social es necesario que se transformen las subjetividades, los deseos y las formas de pensar y de sentir.

Estas nociones son importantes porque nos ayudan a ver otras dimensiones que pueden suceder en una estafa financiera. Porque nos permiten comprender los motivos por los cuales los intelectuales del gobierno le dan tanta entidad a las “nuevas barras culturales”.

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La cotización de la criptomoneda trepó y luego se desplomó.

La cotización de la criptomoneda trepó y luego se desplomó.

En nuestro país los sectores medios y populares realizan distintas prácticas financieras.. Hablamos por ejemplo, del fiado, el uso de tarjeta de créditos, el pedido de préstamos a amigos y/o familiares, solicitar créditos de organismos estatales como ANSES, solicitar créditos a entidades bancarias pero también no bancarias como EFECTIVO Sí, créditos prendarios o hipotecarios , créditos en locales comerciales, prestamistas informales o sistemas de crédito comunitarios.

Tenemos un escenario en el que cada vez son más los sectores de una población que asumen esas prácticas como algo frecuente, cada vez crece más una cultura financiera que toma como propias lógicas que antes estaban asociadas solo al mundo de las finanzas económicas y cada vez hay más sectores medios y populares que se vuelcan al consumo, la solicitud de créditos, la inversión en acciones y la toma de deuda como algo habitual.

En un escenario así, que un presidente promocione una estafa financiera y la justifique cobra un valor crucial. Desde lo económico por la pérdida adquisitiva que implica para todas las personas que invirtieron creyendo en la palabra presidencial . Pero desde lo cultural porque demuestra que para el oficialismo la “batalla cultural” consiste en hacernos creer que el país es un casino y que la especulación financiera es nuestro destino. Pero una vez más la burbuja se volvió a pinchar y se abre una nueva oportunidad para discutir a fondo un modelo que vuelve a fracasar.

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