En la provincia de Mendoza, donde la Cordillera de los Andes enmarca paisajes imponentes y la cultura del vino se respira en cada rincón, el turismo vitivinícola ha dejado de ser una tendencia pasajera para consolidarse como uno de los principales motores económicos y culturales de la región. A lo largo de sus rutas escénicas y valles fértiles, se despliega una red de bodegas que combinan historia, innovación y una reconocida calidad enológica.
Desde hace años, visitantes de todo el mundo llegan a Mendoza con un mismo objetivo: vivir la experiencia del vino desde su origen, recorriendo las fincas donde nacen los varietales más emblemáticos del país.
Para responder a esa demanda, la infraestructura turística ha ido evolucionando, con propuestas cada vez más accesibles, sostenibles y organizadas. En ese contexto, los servicios de movilidad juegan un rol clave, especialmente en territorios donde las distancias entre bodegas requieren planificación previa.
Uno de los más destacados es el Bus Vitivinícola, un colectivo turístico compartido que funciona bajo la modalidad Hop On & Hop Off, permitiendo a los pasajeros subir y bajar en diferentes paradas estratégicas ubicadas en zonas clave de la producción vitivinícola. El servicio conecta la Ciudad de Mendoza con los principales circuitos del vino, ofreciendo una alternativa cómoda y segura para quienes desean explorar bodegas sin preocuparse por el traslado.
De qué se trata el Bus Vitivinícola
Este sistema de transporte parte desde la capital provincial, conocida como la “Capital Internacional del Vino”, y realiza un recorrido que incluye 25 paradas fijas en la ciudad, además de escalas en Guaymallén, Maipú y Luján de Cuyo, tres zonas con fuerte identidad en la producción de vinos y gastronomía regional. También alcanza el Valle de Uco, una de las regiones más prestigiosas del país por la calidad de sus terroirs.
El Bus Vitivinícola cuenta con ocho recorridos temáticos, uno por cada día de la semana. Cada circuito se enfoca en un área distinta del mapa vitivinícola mendocino, como el Camino del Vino y Olivos de Maipú (lunes), Valle de Uco Sur (miércoles), o Luján de Cuyo Tierra Malbec (jueves). En todos los casos, un coordinador bilingüe acompaña a los pasajeros para guiarlos en la organización de las visitas a bodegas y actividades complementarias, lo que convierte al traslado en una experiencia completa.
Con un solo ticket, los turistas pueden subir y bajar cuantas veces quieran durante el día en las paradas establecidas. El sistema “Subí y Bajá” se adapta a los tiempos y preferencias de cada visitante, permitiendo personalizar el itinerario sin perder comodidad ni seguridad. Entre los lugares que integran los recorridos, se destacan establecimientos tradicionales, bodegas boutique, propuestas gastronómicas y emprendimientos de producción orgánica.
Una de las paradas más valoradas es Zuelo, en Maipú, un olivar orgánico impulsado por Miguel Zuccardi desde 2004. Allí se producen aceites de oliva virgen extra de altísima calidad bajo las marcas Zuelo y Familia Zuccardi. El predio de 80 hectáreas está rodeado de monte nativo y mantiene prácticas agrícolas orgánicas que enriquecen la biodiversidad. En sus visitas guiadas, los turistas pueden cosechar aceitunas, recorrer la finca y degustar los productos en su estado más puro.
También en Maipú se encuentra la Bodega Familia Zuccardi, fundada por el ingeniero Alberto Zuccardi en 1963. Lo que comenzó como una forma de mostrar un sistema de riego pionero, terminó siendo el germen de una de las bodegas más emblemáticas del país. Hoy, la tercera generación de la familia lleva adelante la empresa, manteniendo el compromiso con la calidad y la sustentabilidad a través de marcas como Santa Julia.
Esta bodega combina tecnología, tradición y compromiso social, con programas de responsabilidad social empresaria y espacios culturales como su sala de arte. Sus viñedos, repartidos entre Maipú, Santa Rosa y Valle de Uco, producen variedades como Malbec, Cabernet Sauvignon, Chardonnay y Syrah. Desde 1999, operan bajo certificación orgánica.
PERSONA TOMANDO VINO
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Con una estructura diseñada para facilitar el acceso a las bodegas más representativas, el Bus Vitivinícola se convierte en una herramienta clave para promover la cultura del vino mendocino de forma accesible, responsable y planificada. Además de fomentar el consumo responsable, este servicio favorece la economía local y fortalece la identidad enoturística de la provincia.
Por su alcance, variedad y organización, el Bus Vitivinícola representa una alternativa moderna y eficiente para conocer a fondo Los Caminos del Vino de Mendoza, una experiencia donde cada copa cuenta una historia, y cada parada abre la puerta a nuevos descubrimientos.