Vacaciones en Brasil 2025: el pueblo fantasma que tiene pocos habitantes y casi todos temen salir al sol

En el corazón del estado de São Paulo, hay un pequeño pueblo que parece haberse detenido en el tiempo, pero no por su arquitectura o costumbres, sino por una condición médica que afecta a gran parte de sus habitantes.

Araras, a simple vista, podría confundirse con cualquier otra localidad rural de Brasil. Sin embargo, detrás de su tranquilidad aparente se esconde una realidad impactante: cientos de sus pobladores no pueden exponerse al sol sin arriesgar sus vidas.

La escena diaria en Araras resulta inusual. Las calles están vacías durante el día y las persianas permanecen bajas hasta que cae la tarde. Lejos de ser un capricho o una costumbre cultural, esta rutina obedece a una necesidad médica urgente. La mayoría de los residentes sufre una condición genética rara conocida como xeroderma pigmentoso, una enfermedad que impide al cuerpo reparar el daño causado por la radiación ultravioleta.

Esta situación ha convertido al pueblo en una especie de "aldea fantasma" cuando el sol está en lo alto. Los que se atreven a salir durante el día lo hacen con extrema precaución, cubriéndose completamente la piel y protegiendo su rostro con sombreros o máscaras.

Otros simplemente han optado por una vida completamente nocturna. Las historias personales que surgen desde Araras son tan desgarradoras como reveladoras sobre los efectos de esta enfermedad y el aislamiento que provoca.

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Dónde queda Araras

Araras es una localidad ubicada en el interior del estado de São Paulo, Brasil. Se trata de una zona rural con paisajes típicos del sudeste brasileño: vegetación abundante, clima cálido y cielos despejados. Sin embargo, lo que la distingue del resto de los pueblos cercanos no es su entorno natural, sino la elevada incidencia de una enfermedad genética que ha marcado profundamente la vida de sus habitantes.

Este pueblo se encuentra a unas pocas horas en automóvil desde la ciudad de São Paulo y forma parte de una región donde el acceso a servicios médicos especializados ha sido históricamente limitado. Esta condición geográfica ha contribuido, en parte, al desarrollo del problema genético que afecta a tantos residentes.

Aunque a simple vista Araras parece un lugar como cualquier otro del interior paulista, la rutina de sus pobladores cuenta otra historia. La luz solar, que en otros rincones de Brasil es símbolo de alegría y vida, aquí representa una amenaza constante.

Qué puedo hacer en Araras

Debido a la particular situación de salud que atraviesa gran parte de la comunidad, el turismo en Araras no es una actividad desarrollada. Sin embargo, quienes logran conocer el pueblo desde una perspectiva más humana, suelen quedar impactados por la fuerza y resiliencia de sus residentes.

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Lo que realmente distingue a Araras es el sentido de comunidad entre las personas que viven allí. La vida gira en torno a la protección mutua, los cuidados extremos y una cultura adaptada a la noche. Muchos habitantes han desarrollado rutinas que comienzan al atardecer y se extienden hasta la madrugada. Pero gracias a este tipo de vida nocturna, la fauna ha ganado terreno y es posible ver un montón de especies de aves exóticas.

Además, diversos investigadores y médicos han visitado la región para estudiar el caso y brindar apoyo. Esto ha generado vínculos entre el pueblo y la comunidad científica, y ha puesto a Araras en el mapa como un punto de interés para la investigación médica sobre enfermedades genéticas raras.

Cómo llegar a Araras

Llegar a Araras es relativamente sencillo desde São Paulo, aunque el trayecto puede variar dependiendo del medio de transporte elegido. En automóvil, se puede tomar la carretera SP-310 (Rodovia Washington Luís) y luego desviarse hacia las rutas locales que llevan directamente al pueblo. El viaje dura aproximadamente tres horas.

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También es posible llegar en autobús desde la capital paulista, aunque con menor frecuencia. Algunas líneas regionales cubren la ruta hacia Araras y otras localidades vecinas, por lo que conviene consultar horarios con anticipación.

Aunque no es un destino turístico tradicional, Araras ha despertado el interés de periodistas, investigadores y profesionales de la salud, lo que ha contribuido a mejorar poco a poco la conectividad del lugar. La esperanza es que, con el tiempo, aumente el acceso a tratamientos, educación genética y servicios que mejoren la calidad de vida de quienes enfrentan esta dura enfermedad.

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