Las rutas turísticas de la Patagonia argentina suelen estar dominadas por los destinos más famosos: lagos, bosques y montañas que se imponen en cada folleto. Sin embargo, existen pequeñas localidades que permanecen al margen, preservando un modo de vida que mezcla sencillez, historia y paisajes inmensos.
Una de ellas es Comallo, una localidad rionegrina que conserva su identidad y sorprende a quienes llegan sin saber demasiado. Con menos de tres mil habitantes, combina la estepa patagónica con la huella del Tren Patagónico, la cordialidad de su gente y una celebración única que cada año convoca a viajeros curiosos.
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Dónde queda Comallo
Se encuentra en la provincia de Río Negro, a unos 112 kilómetros de San Carlos de Bariloche. Su ubicación lo convierte en un paso obligado para quienes viajan desde la cordillera hacia la meseta patagónica. El río que atraviesa el pueblo le da nombre y forma un valle rodeado de bardas rojizas, que generan un contraste llamativo con el cielo despejado.
Qué puedo hacer en Comallo
El abanico de actividades combina naturaleza, cultura y encuentros con la comunidad. A solo 500 metros del centro hay áreas con fogones y mesas para compartir un asado o un picnic, muy elegidas por familias y grupos de viajeros.
Uno de los sitios más recomendados es el Cerro de la Cruz, cuya tierra rojiza producto de la erosión le otorga un paisaje particular. Desde allí se obtienen vistas amplias de la estepa, perfectas para caminar o detenerse a contemplar un atardecer.
La identidad local también se expresa en la Fiesta Provincial de la Cordialidad, que reúne música, destrezas criollas y comidas típicas. Es un momento en que vecinos y visitantes se encuentran, y que refleja la importancia de mantener vivas las tradiciones.
Más allá de los eventos, la esencia de Comallo se descubre en lo cotidiano: sentarse a tomar unos mates en la plaza, escuchar relatos de pobladores mayores o caminar por las calles tranquilas que todavía conservan un aire ferroviario.
Cómo llegar a Comallo
Desde Bariloche, el recorrido por la Ruta Nacional 23 en auto demanda poco más de una hora y media. También se puede llegar en colectivo, aunque con menor frecuencia. La opción más pintoresca es el Tren Patagónico, que conecta la ciudad cordillerana con Viedma y tiene parada en la estación local.
Ese viaje en tren es casi una experiencia en sí misma: atraviesa paisajes solitarios, cañadones y estepas interminables que permiten dimensionar la magnitud de la Patagonia menos explorada.