Qué debés saber sobre la alimentación de tu mascota para otoño e invierno: ¿se cambia?

Las bajas temperaturas influyen en la dieta de perros y gatos. Ajustar los nutrientes es muy importante para proteger su salud en el frío.

Durante el otoño y el invierno, el bienestar de las mascotas necesita una atención especial. No solo se trata de abrigarlas, sino también de adaptar su nutrición para fortalecer su resistencia ante el frío. Cambiar algunos componentes de su dieta puede ser muy importante para preservar su energía, su inmunidad y su vitalidad en esta época.

El descenso de las temperaturas modifica tanto el comportamiento como las necesidades fisiológicas de perros y gatos. Animales jóvenes, mayores o aquellos expuestos con frecuencia al exterior, requieren un enfoque nutricional más estratégico para hacer frente al frío, siempre bajo la orientación de un veterinario.

Una alimentación adecuada durante los meses fríos no solo ayuda a mantener la temperatura corporal, sino que también refuerza las defensas naturales, disminuyendo el riesgo de enfermedades respiratorias, lesiones o dolencias articulares. Adaptar su dieta a la estación puede marcar una buena diferencia en su calidad de vida.

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Por qué algunos perros rechazan la comida que les das: ¿es el alimento balanceado?

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Cómo debería ser la alimentación para tus mascotas en otoño e invierno

El frío y la humedad afectan de forma directa la estabilidad térmica de perros y gatos, haciéndolos más vulnerables a infecciones, heridas y problemas articulares. Por eso, en otoño e invierno, es fundamental replantear su nutrición.

Según especialistas, los perros activos necesitan consumir más calorías y proteínas para sostener su temperatura corporal. Se recomienda que su alimento contenga alrededor de un 25% de proteína bruta, ya que este nutriente fortalece tanto la musculatura como el sistema inmune.

También se sugiere un incremento de lípidos, dado que las grasas aportan energía y ayudan a conservar el calor. Fuentes como grasas de pollo, cerdo o aceites de pescado son ideales para enriquecer la dieta. En cuanto a los carbohidratos, ingredientes como el arroz o la avena contribuyen a mantener la energía, aunque su cantidad debe controlarse para evitar el aumento de peso.

El aporte de vitaminas y minerales, en especial A, C, E y los ácidos grasos Omega-3, es clave para preservar la salud de la piel y del pelaje, que actúan como barreras naturales frente al frío. Además, asegurar una buena hidratación sigue siendo prioritario, ya que la sensación de sed disminuye en invierno, pero las necesidades de agua no cambian. Incorporar alimentos húmedos o vigilar la cantidad de agua ingerida a diario resulta muy importante, sobre todo en el caso de los gatos.

Gatos

Es importante entender que no todos los animales requieren el mismo ajuste, el cual requiere una especial atención en factores como la raza, el tamaño, la edad y el nivel de actividad física. Estas variables influyen en la cantidad y tipo de alimento que necesitan. Por ejemplo, las razas pequeñas o de pelaje corto son más sensibles al frío y podrían beneficiarse de un mayor aporte calórico, mientras que los animales menos activos y que permanecen en interiores podrían necesitar porciones más controladas para evitar el sobrepeso.

En los gatos, se aconseja un aumento moderado en la ingesta calórica, preferiblemente distribuyendo el alimento en varias raciones pequeñas a lo largo del día. Esto no solo favorece su digestión, sino que también ayuda a mantener estable su temperatura corporal.

Otro aspecto relevante es la temperatura de la comida: ofrecer alimentos muy fríos puede obligar al organismo a gastar energía en calentarlos, afectando su equilibrio térmico. Por ese motivo, es recomendable ofrecer sus comidas ligeramente tibias, evitando así pérdidas de calor corporal.

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