Entre las especies que más destacan en jardines soleados por su mezcla de resistencia y atractivo estético, la Corona de Cristo ocupa un lugar privilegiado. Con sus tallos con espinas y flores chicas pero coloridas, es una opción muy considerada por quienes buscan una planta que dure en el tiempo y que aporte vida a los espacios exteriores. Para conservar su buena salud y potenciar sus flores, es muy importante saber cuándo y cómo aplicarle abono.
Esta planta, cuyo nombre científico es Euphorbia milii, no solo llama la atención por su apariencia, sino también por la carga simbólica que la rodea. Según la tradición cristiana, fue con sus ramas que se habría confeccionado la corona de espinas que llevó Jesús durante la crucifixión. Ese trasfondo histórico, sumado a su capacidad de florecer durante gran parte del año, la convierte en una favorita tanto por jardineros experimentados como por aficionados.
Aunque puede sobrevivir en condiciones poco exigentes gracias a su capacidad para almacenar agua, la Corona de Cristo necesita de ciertos cuidados específicos para desarrollar su máximo potencial. Uno de los más importantes es la fertilización, que debe hacerse en momentos puntuales del año y con productos adecuados para evitar daños en sus raíces o desequilibrios en su crecimiento.
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Cuándo y cómo debés abonar la Corona de Cristo para lucirla de la mejor manera en tu jardín
Los especialistas en jardinería coinciden en que el mejor momento para aplicar abono a una Corona de Cristo es durante su período de crecimiento activo. Este ciclo se da especialmente en primavera y otoño, épocas en las que la planta puede absorber nutrientes con mayor eficacia. Por el contrario, no se recomienda fertilizarla en invierno ni en pleno verano, ya que durante estas estaciones la planta se encuentra en reposo o bajo condiciones que pueden dificultar la absorción.
Aunque esta especie cuenta con reservas internas que la hacen resistente a la sequía, el aporte externo de nutrientes mejora su floración y fortalece su estructura. Para esto, los expertos aconsejan utilizar un fertilizante líquido formulado especialmente para suculentas o cactus. Este tipo de productos permite una absorción gradual y evita el exceso de sales, que podrían dañar las raíces.
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Es muy importante que el sustrato tenga buen drenaje. En caso de que la Corona de Cristo haya sido trasplantada recientemente, lo mejor es esperar algunas semanas antes de aplicar abono, permitiendo que la planta se adapte a su nuevo entorno.
Aunque su aspecto espinoso le da una apariencia resistente, se trata de una especie sensible a los cambios bruscos y al exceso de humedad. Por eso, con una dosis moderada de fertilizante líquido y un riego controlado, es posible mantenerla saludable y llena de flores durante gran parte del año.