Hay grandes ciudades y capitales del mundo que tienen una fascinación por los gatos y donde son más que mascotas. Estos felinos son una parte integral de la vida urbana.
Desde Estambul a Nueva York, los felinos son un símbolo de la vida urbana y embajadores de la cultura local. En Japón simbolizan la buena fortuna y protección.
Hay grandes ciudades y capitales del mundo que tienen una fascinación por los gatos y donde son más que mascotas. Estos felinos son una parte integral de la vida urbana.
Es el caso de Estambul, en Turquía, una ciudad donde los gatos son considerados animales guardianes y compañeros. Deambulan libremente y son respetados por todos, tanto los residentes y turistas se ocupan de tener tiempo para alimentarlos y cuidarlos. Ven en ellos una conexión especial con su herencia cultural.
Roma, la capital de Italia, es una ciudad con una rica historia y, curiosamente, tiene una numerosa población felina. Es conocida por sus gatos en los espacios callejeros y especialmente, en áreas arqueológicas.
Es el caso del Coliseo romano donde merodean entre las ruinas antiguas y aportan una sensación de vida a los vestigios del pasado. Asociaciones y voluntarios se aseguran de que estos gatos sean alimentados y cuidados.
En Tokio, Japón, se transformó en una ciudad donde la cultura del gato alcanzó un nivel casi mítico. Existen los ´neko cafés' que ofrecen la posibilidad de relajarse en compañía de gatos. Además, los barrios residenciales están llenos de gatos que son atendidos por la comunidad. El gato es una figura importante en la cultura japonesa simbolizando la buena fortuna y protección.
Finalmente, Nueva York, en los Estados Unidos, es una ciudad con una notable comunidad felina. Es un hogar de refugios y organizaciones dedicadas al rescate y cuidado de gatos. En barrios como Brooklyn y East Village, es muy común ver gatos en las ventanas y patios.
Son mucho más que simples animales de compañía, son símbolo de la vida urbana y embajadores de la cultura local. Especialmente, son amigos silenciosos que comparten las calles y hogares. Nos enseñan y recuerdan que hay que convivir con cariño y respeto con todas la criaturas que nos rodean.