Manu, la comerciante que se hizo viral, habló con C5N: "No se vende nada"
Manuela López es fabricante de ropa interior y su queja por la situación económica explotó en redes sociales. "Hay gente que no tiene ni para comprar en Once ni en Avellaneda", lamentó.
Manuela López lamentó la caída de las ventas de los comercios.
Pese a las estadísticas del Gobierno, la caída del consumo golpea de lleno a los históricos polos comerciales y textiles de la Ciudad de Buenos Aires y también del conurbano. Once, Avellaneda y La Salada, que durante años funcionaron como verdaderos motores de la economía popular, hoy muestran un escenario desolador: menos gente, locales vacíos y ventas prácticamente paralizadas.
Hace apenas algunos días, una comerciante se volvió viral por su dura queja contra la economía actual, que se refleja en la caída de las ventas y también en la reducción del poder adquisitivo.
“Siempre hablo desde mi experiencia”, comenzó Manuela López. Madre de tres hijos y sostén económico de su familia, quien aseguró que la situación se volvió crítica. “No se vende. Para mí es un tema de poder adquisitivo. La vida está carísima: aumentó el colegio, el transporte, los alimentos, los servicios. Todo”, dijo en diálogo con Néstor Dib en Bien de Sábado.
Según explica, históricamente la clase trabajadora recurría a Once o Avellaneda para buscar precios más accesibles. “El precio se mantiene, pero el poder adquisitivo bajó muchísimo”, remarcó, a la vez que describió un cambio cultural más que contundente: “Antes era un hormiguero, lleno de micros del interior, una locura hermosa. Hoy vas y hay dos o tres micros, se puede estacionar tranquilo. Es un desierto. Hay locales que cierran y otros que están vacíos”.
La crisis se replica en toda la cadena. “Voy a ver a mis clientes y me dicen: ‘No se vende nada, no te puedo pedir’. Muchos están especulando con las Fiestas para ver si repunta algo”, contó.
ropa importada
Crisis en el sector textil por la caída de las ventas.
somospymes
Si bien algunos comerciantes intentaron sostener las ventas a través de transmisiones en vivo por redes sociales, la estrategia no alcanza para reemplazar el volumen que generaban las ventas presenciales.
Ante este escenario, la reinvención se volvió obligatoria. “Tuve que usar redes y enfocarme en llegar directo al minorista, al consumidor. La estructura que mis papás sostuvieron durante 25 años se derrumbó”, lamento, a la vez que contó que el negocio familiar debió reducirse: de una fábrica pasaron a tener apenas un taller, reflejo de un proceso de achicamiento que se repite en el rubro.
Es por ello que López atribuyó la situación a decisiones macroeconómicas. “Para mí es por políticas de Estado. Cuando se fomenta y se apoya a la industria nacional, crecemos todos”, sostiene. También señaló el impacto de las importaciones, principalmente por el desembarco de plataformas como Shein y Temu: “Trajeron un montón de productos de afuera, aunque sean de menor calidad y más baratos. Pero igual la gente no los puede comprar: el poder adquisitivo no está. La clase baja tampoco los consume”.