El regreso de Diego Maradona a Boca: a 30 años del partido en Corea del Sur y del mechón amarillo "en repudio" a "los caretas"

Tras la sanción de 15 meses que le impuso la FIFA por el doping positivo en el Mundial 1994, el 10 retornó a las canchas el 30 de septiembre de 1995 con la camiseta del Xeneize y un look muy llamativo. Cómo se originó la vuelta, luego de ser técnico de Deportivo Mandiyú y Racing.

"Yo jugué mucho mejor de lo que había soñado. Fue el mejor de todos mis regresos porque anduve como no había andado en ningún otro y porque yo, cuando juego bien, me divierto. Aquella noche me divertí como loco", destacó, con gran énfasis, Diego Armando Maradona sobre la reaparición histórica en Seúl con la camiseta de Boca, luego de la suspensión de 15 meses que determinó la FIFA por el control antidoping positivo en la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994. Este martes se cumplen tres décadas de aquel partido frente a la Selección de Corea del Sur.

El sábado 30 de septiembre de 1995, el país amaneció para ver la vuelta del gran ídolo al fútbol. En el estadio Olímpico de Seúl, el Xeneize se enfrentó al elenco local. Un encuentro que sirvió de excusa comercial y deportiva para ver de nuevo al Pelusa en su lugar preferido: un campo de juego. Allí siempre se sintió libre y esa noche coreana volvió a brillar su aura, tras padecer el largo castigo impuesto por el ente mundial, que dirigía el brasileño Joao Havelange.

Con 34 años, el camino hacia el regreso no fue simple. Le costó muchísimo asimilar la despedida abrupta y obligada de la Selección argentina en plena competencia, cuando aseguró que le “cortaron las piernas” y se terminó el sueño de levantar nuevamente la Copa del Mundo. A partir de allí, Diego fue el foco del escarmiento. Por eso, su refugio fueron Claudia, Dalma y Giannina, también sus padres, Chitoro y la Tota; más sus hermanos y algunos amigos. Pero en el momento que menos lo esperaba y más lo precisaba, lo rescató la pelota para intentar devolverle la sonrisa a un alma golpeada.

Con la prohibición de volver a jugar oficialmente, Diego aceptó ser director técnico de Deportivo Mandiyú de Corrientes (12 partidos -un triunfo- a fines de 1994) y Racing (11 encuentros -dos victorias- en el primer semestre de 1995). Acompañado por su amigo Carlos Fren, dejó temporalmente la camiseta y el short para vestirse de traje y corbata en el banco de suplentes. Pero no era su lugar, a pesar de que le dejó enseñanzas para el futuro: “Es una buena experiencia ser técnico por el hecho de dirigir un grupo, los entrenamientos y disfrutar de la relación con los jugadores. Te volvés más sentimental: te duelen más las cosas que le hacen a tus jugadores que las que te pasaron a vos”.

Maradona técnico de Mandiyú
El bautismo como DT en Deportivo Mandiyú de Corrientes.

El bautismo como DT en Deportivo Mandiyú de Corrientes.

Más allá de su tarea como DT, Maradona tachaba el calendario y aguardaba con ansias la llegada del 15 de septiembre de 1995: el día que se cumplía la sanción. Para hacer más grata la espera, recibió de la revista France Football el Balón de Oro honorífico a la trayectoria y meses después, cuando ya se había ido de la Academia, le llegó una gran oferta de Pelé para ser técnico y, tras la habilitación, futbolista de Santos. Pero él tenía un objetivo por cumplir que lo desvelaba, vestirse nuevamente de azul y oro.

El retorno a Boca, luego de aquel título inolvidable título en el Metropolitano 1981, fue complejo. Debía llegar a un acuerdo económico con la dirigencia que encabezaba el presidente Antonio Alegre y además limar asperezas con el entrenador, Silvio Marzolini, el mismo que lo había dirigido 14 años atrás. Entonces, varios nombres propios se combinaron para que la vuelta sea exitosa: los enviados del jugador, el representante Guillermo Cóppola -volvió a su entorno en lugar de Marcos Franchi- y el abogado Daniel Bolotnicoff, sellaron las cifras con la cúpula dirigencial xeneize, representada por Carlos Heller. Fue clave el apoyo económico del empresario Eduardo Eurnekian -en ese momento dueño del canal América-. Por ello, aparecieron diferentes opciones para sustentar el monto del millonario contrato, que fue por productividad. El combo incluyo desde partidos amistosos en Asia hasta grabar la película El día que Maradona conoció a Gardel, que fue estrenada en 1996.

Maradona en Corea festejo
Hace tres décadas, Diego volvía a ser feliz al reencontrarse con la pelota.

Hace tres décadas, Diego volvía a ser feliz al reencontrarse con la pelota.

Todo sea por el regreso al campo de juego de la Bombonera, a volver a ser ese representante del pueblo, el hombre que llenó de alegría a los argentinos. "Para mí volver a Boca fue como parir después de un embarazo de 14 años. Quería alegrar a la gente, quería volver a escuchar, en cualquier barrio de Buenos Aires: 'Vieja vamos a la cancha, vamos que hoy juega El Diego'. Porque yo soy El Diego, y soy de los que me llaman así: El Diego", reconoció Maradona en su autobiografía Yo soy el Diego de la gente, publicada en 2000.

El partido contra Corea del Sur en Seúl

Maradona 1995 en Corea

Pelo teñido de azul y amarillo más barba tipo candado. La apariencia de Maradona llamó la atención mundial. Miles de niños y adolescentes imitaron ese look. ¿El origen de ese aspecto? A 45 días del amistoso en Corea, Diego llegó a una chacra en Punta del Este para ponerse a punto física y futbolísticamente. Entonces, decidió colorearse los rulos de azul y tiempo después, le agregó un mechón muy llamativo.

"Me pinté una franja amarilla en el pelo, una franja como la camiseta de Boca, pero con un mensaje: todo en repudio. En repudio a los caretas, a los cabeza de termo, a los que le tomaban la leche al gato, a los que se les escapaba la tortuga, a los que le decían a mi vieja que era la madre de la efedrina, a los poderosos que hacen lo que quieren olvidándose de la gente, a los que me habían dejado, una vez más, 15 meses sin poder hacer lo que más quiero, lo que me representa: jugar al fútbol", explicó el 10 en su libro. Sin embargo, muchos creyeron que era un mensaje directo para Daniel Passarella, quien era el DT de la Selección y pedía que los jugadores usaran la cabellera corta y prolija, por eso había tenido problemas con Fernando Redondo, que se había negado a pasar por la peluquería.

Por lo pronto, el hombre de las mil batallas -internas y externas- volvía al fútbol y lo hacía de manera mítica. El mejor jugador del mundo se presentaba, a punto de cumplir 35, en la capital coreana. Nadie se quería perder semejante episodio histórico, si hasta contó con la presencia del entonces presidente argentino, Carlos Saúl Menem, que realizó el puntapié simbólico junto a su par, Kim Young-sam.

Maradona en Seúl
El 10 ante la marca de los coreanos. Detrás, la publicidad de Corea del Sur 2002.

El 10 ante la marca de los coreanos. Detrás, la publicidad de Corea del Sur 2002.

Más de 70 mil personas llenaron las tribunas del imponente estadio Olímpico, que había sido construido especialmente para ser la sede principal de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. Siete años después, el escenario era la principal bandera de Corea del Sur para recibir la Copa del Mundo de 2002. Sin embargo, con una maniobra de la FIFA mediante, el primer torneo en Asia sería albergado de manera compartida junto a Japón, en una decisión estratégica en 1996. Por lo pronto, la iniciativa publicitaria coreana le vino bárbaro a Diego, ya que el Xeneize recibió un caché importante por el amistoso y para él fue un guiño a su pasado, ya que el continente asiático le traía grandes recuerdos: brilló con el seleccionado juvenil que se consagró campeón del mundo en Japón 1979.

El entrenador de aquel título, César Luis Menotti, fue uno de los presentes en la capital de Corea. Junto a Miguel Simón estuvieron a cargo de la transmisión del encuentro por América. El Flaco tuvo palabras elogiosas para el 10 y el significado en la sociedad: "Aparece su rebeldía y la gente lo acompaña, cree en su rebeldía. Él es capaz de decir las cosas más insólitas y hacerse esto en el pelo, diciendo que es una actitud de protesta por cosas que han pasado".

Maradona y Cantoná en 1995
Maradona y Cantona en la presentación del Sindicato Mundial de Futbolistas.

Maradona y Cantona en la presentación del Sindicato Mundial de Futbolistas.

Ese mismo Diego, que luchó contra el sistema y fue rehén del mismo, dos semanas antes había presentado en París el Sindicato Mundial de Futbolistas para que los dirigentes le dieran importancia a la opinión de los jugadores. El emblema argentino fue acompañado por el francés Eric Cantoná y recibieron la adhesión del liberiano George Weah, el italiano Gianluca Vialli, el francés Laurent Blanc, el brasileño Raí, el sueco Thomas Brolin, y otro gran amigo, el tano Ciro Ferrara.

Luego de aquel evento en Francia viajó a Corea. Llegó nueve días antes que sus compañeros. Y la estadía, sobre todo por la distancia, fue compleja. A tal punto que, en la madrugada coreana, aprovechó la tecnología reinante y a través de un teléfono con alta voz, llamó a Radio Mitre para poder escuchar a 19.500 kilómetros los relatos del empate 0-0 entre Boca e Independiente en la Bombonera. Diego caminaba por las paredes, no veía la hora de calzarse los botines y vestir la 10.

Ese reencuentro con el fútbol y el Xeneize fue el 30 de septiembre. Encabezó la fila, acompañado por Carlos Navarro Montoya; Nelson Vivas, Fernando Gamboa, Luis Medero, Carlos Mac Allister; Blas Giunta, Fabián Carrizo, Cristian González; Sergio Martínez y Claudio Caniggia, a quien la dirigencia del club contrató por pedido exclusivo del Pelusa.

Formación de Boca en Corea
Parados: Giunta, Carrizo, Navarro Montoya, Gamboa, Gamboa, Medero y Diego. Agachados: Caniggia, Martínez, González y Mac Allister.

Parados: Giunta, Carrizo, Navarro Montoya, Gamboa, Gamboa, Medero y Diego. Agachados: Caniggia, Martínez, González y Mac Allister.

Para la estadística, ganó Boca 2 a 1 con un cabezazo del “Colorado” Mac Allister -tras un córner preciso de Diego al primer palo- y un remate de media distancia de “Manteca” Martínez en el final. Pero el triunfo fue de Maradona, que regaló pases profundos, su magia y una gran sonrisa: “Estaba feliz y no solo por mí. También por mis hijas, mi vieja, mi viejo, por los míos. Cerraba un año y medio muy difícil. Y yo había respondido ahí, en la cancha, donde yo hablo…”.