En la temporada entre eclipses —ese lapso de dos semanas que funciona como un corredor energético— lo mejor es trabajar con prácticas simples, simbólicos y enfocados en soltar y abrir. Te proponemos el ritual que transforma tu energía en 5 pasos.
Un ritual es una acción simbólica que realizamos con intención, siguiendo ciertos pasos o gestos que nos ayudan a enfocar la energía. No necesariamente tiene que ser algo religioso ni complejo: puede ser tan simple como encender una vela, escribir en un papel lo que queremos dejar atrás o agradecer en voz alta.
Lo importante es que crea un momento especial, distinto de lo cotidiano, en el que la mente y el corazón se alinean hacia un propósito. Funciona como un puente entre lo interno (pensamientos, emociones, deseos) y lo externo (acciones, entorno, símbolos). En astrología y espiritualidad, los métodos espirituales suelen acompañar lunaciones, eclipses o cambios de estación, porque ayudan a darle forma y dirección a lo que estamos viviendo. Pueden servir para soltar, para abrir caminos, para pedir claridad o simplemente para marcar un inicio o un cierre.
Busca un rincón tranquilo, en lo posible cerca de una ventana para que entre aire fresco o luz natural. Enciende una vela blanca (para claridad) y, si tenés, un incienso suave como lavanda o sándalo.
En una hoja, anota qué situaciones, hábitos, emociones o vínculos sentís que ya cumplieron su ciclo y necesitás liberar. Podés escribir frases simples: “Suelto la necesidad de control”, “Suelto el miedo a no ser suficiente”.
En otra hoja, escribe lo que deseás abrir o invitar durante esta temporada: “Abro mi corazón a nuevas conexiones”, “Abro espacio a oportunidades laborales alineadas conmigo”.
Quema (con cuidado) la hoja de lo que soltás y deja que las cenizas se vayan en un cuenco o maceta. La hoja de lo que abrís la guardás en tu cuaderno o diario, como semilla para los próximos seis meses.
Agradecé en voz alta, aunque sea con un “gracias” sencillo. Apagá la vela sabiendo que tu energía está en movimiento.
Este ritual ayuda a transitar el corredor entre eclipses con intención clara, sin sobrecargarlo de elementos. Recordá que en este tiempo los velos son más finos: lo que pensás y sentís se potencia, por eso la práctica más importante es estar atenta/o a lo que elegís sembrar en tu interior.