Un gamer chino se encerró durante dos años en la habitación de un hotel, durante los que subsistió a base de delivery. Al abandonar las instalaciones, el personal del establecimiento descubrió una acumulación masiva de residuos que cubría la totalidad de la superficie.
Bolsas, envases de comida rápida y desechos plásticos se extendían por todos los rincones, incluyendo el área del baño, generando un ambiente de extrema insalubridad y riesgo biológico.
La administración calificó la situación como un desafío sanitario sin precedentes debido al olor nauseabundo y al deterioro del espacio. El grado de suciedad acumulada durante 24 meses imposibilitó el uso inmediato de la habitación, requiriendo una intervención logística y de limpieza profunda fuera de los protocolos estándar.
Para sanear el lugar, se asignó un equipo especial que trabajó durante tres días consecutivos en el retiro de los desechos y la desinfección total del ambiente. El proceso fue necesario para devolver la habitación a condiciones mínimas de habitabilidad tras el prolongado periodo de abandono higiénico por parte del inquilino.
La difusión de las imágenes del cuarto generó un intenso debate en redes sociales sobre las consecuencias del aislamiento extremo y el uso problemático de videojuegos. Los usuarios manifestaron su preocupación por la salud mental del joven y la aparente falta de supervisión del personal del hotel durante el bienio que duró el encierro.
Hasta el momento, la identidad del implicado se mantiene bajo reserva y no se ha confirmado si la empresa hotelera iniciará acciones legales por los daños materiales ocasionados.