Sentía un olor extraño y no dijo nada pero cuando fue a hacer una consulta el médico reveló lo peor

Este caso vuelve a poner en foco la importancia de prestar atención a las señales del cuerpo y consultar ante cualquier cambio inusual.

  • Sam comenzó a percibir olores químicos inexplicables que luego se identificaron como “auras”, señales previas a convulsiones.
  • Sufrió una convulsión tónico-clónica en el metro de Londres, lo que derivó en su internación y estudios médicos.
  • Una resonancia magnética confirmó la presencia de un tumor cerebral grande y de forma irregular. Fue tratado con radioterapia y quimioterapia durante más de un año, con fuertes efectos secundarios físicos.
  • A pesar del diagnóstico, logró importantes metas personales, como cumplir 40 años y competir en una prueba deportiva exigente.

El cuerpo suele enviar señales de alerta que, por cotidianas o extrañas que parezcan, no siempre reciben la atención necesaria. En muchos casos, síntomas que se minimizan o se atribuyen al estrés, al cansancio o a molestias pasajeras pueden esconder cuadros de mayor gravedad.

Eso fue lo que ocurrió cuando Sam Suriakumar comenzó a percibir un olor extraño de forma persistente, una sensación difícil de explicar y que decidió ignorar durante un tiempo. Con el correr de los días, esa percepción anómala no desapareció, pero tampoco fue motivo suficiente para una consulta urgente. Recién al acudir al médico por otros malestares, el profesional detectó que ese síntoma aparentemente menor era, en realidad, una pista clave de un problema de salud serio.

Qué diagnóstico le dio el médico al hombre que sentía un olor extraño en momentos puntuales

Materia gris cerebro Covid-19

En febrero de 2020, Sam, un hombre activo y saludable, comenzó a percibir señales inusuales en su día a día. Durante la semana previa al 4 de febrero, sintió en varias ocasiones un olor químico repentino, intenso y breve, que desaparecía en menos de un minuto. No le dio importancia y asumió que era una sensación pasajera. El aroma, similar al de la lavandina, incluso lo llevó a pensar que alguien había limpiado la casa. Sin embargo, ese martes la percepción se volvió persistente y abrumadora, y Sam entendió que algo no estaba bien.

Más tarde supo que ese olor intenso, que le llenaba la boca y le generaba malestar, era lo que los médicos denominan “aura ”, un síntoma que puede anticipar determinados tipos de convulsiones. La situación se agravó cuando, tras experimentar una sensación similar en el gimnasio, sufrió una convulsión tónico-clónica generalizada mientras viajaba en el metro de Londres. El episodio fue tan violento que cayó de su asiento, se dislocó un hombro y debió ser asistido por una ambulancia. Durante el traslado al hospital, volvió a convulsionar.

Según explican desde Johns Hopkins Medicine, las convulsiones tónico-clónicas combinan una fase de rigidez muscular con otra de sacudidas involuntarias, y pueden estar precedidas por un “aura”, que se manifiesta con olores extraños, mareos, náuseas o ansiedad.

En el hospital, Sam fue sometido a múltiples estudios, entre ellos escáneres y una punción lumbar. Finalmente, una resonancia magnética confirmó el diagnóstico más temido: un tumor cerebral grande, de forma irregular y extendida, que él describió como una telaraña.

En julio de 2023, mientras se encontraba en Brasil por un casamiento, su neurocirujano lo llamó para informarle que el tumor había crecido y que era necesario operarse pronto. En agosto se realizó una biopsia y comenzó un tratamiento intenso que incluyó treinta sesiones de radioterapia en el Royal Marsden Hospital de Sutton y un año completo de quimioterapia, que finalizó en septiembre de 2024. Los efectos secundarios fueron duros: náuseas, vómitos y una pérdida de peso cercana a los veinte kilos.

Aun así, Sam logró hitos personales que consideraba imposibles: cumplió 40 años en julio de 2025 y, meses antes, participó en una exigente competencia de fitness, demostrando que la enfermedad no había logrado derrotarlo.