¿Mala suerte? Qué pasa si no se renueva el árbol de navidad el 8 de diciembre según la tradición

Algunos escépticos sugieren que estas creencias podrían tener un origen comercial, sin embargo, para los cristianos representa prosperidad y el crecimiento y debe cambiarse cada 7 años.

El árbol de Navidad, uno de los símbolos más importantes de la festividades de fin de años, suele armarse el 8 de diciembre y marca el inicio de la temporada navideña. Además, la tradición del armado tiene un gran profundo significado tanto a nivel cultura como a nivel religioso, sin embargo, existen quienes creen que no cambiarlo o no agregarle adornos nuevos puede atraer la mala suerte.

La fecha del armado, 8 de diciembre, es el día elegido para armarlo porque no solo se celebra la Inmaculada Concepción de la Virgen María, sino que también coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio norte.

Qué sucede si no se renueva el árbol de navidad según la tradición

Se encuentra latente la idea de que no renovar el árbol de Navidad, atrae la mala suerte. En el ámbito espiritual y religioso, las tradiciones y creencias juegan un papel muy importante y el árbol, está rodeado de símbolos que se asocian con la prosperidad y el crecimiento. Algunos aseguran que el árbol de Navidad debe renovarse cada siete años. Además, se considera que durante cada temporada se debe agregar al menos un adorno nuevo.

De acuerdo con la tradición, el árbol navideño representa alegría, abundancia y crecimiento, por lo tanto, no cambiarlo o no agregarle un objeto nuevo, puede interpretarse como un presagio de estancamiento o incluso de mala suerte.

Por qué se arma el árbol de navidad según la tradición

El primer árbol navideño data de 1807, construido por un irlandés en una plaza pública. El hombre había llegado desde los Estados Unidos a América Latina y decoró el pino según la costumbre arraigada en su país de origen. La decoración del mismo tiene su origen en antiguas costumbres paganas adaptadas al cristianismo. La costumbre tiene relación con celebraciones pre-cristianas en donde alemanes y escandinavos festejaban el 26 de diciembre el natalicio de Frey, deidad del sol naciente, asociada con la lluvia y la fertilidad.

En estas celebraciones se adornaba un árbol perenne que simboliza al Yggdrasil, un elemento central en la mitología nórdica que representa al árbol del universo. La celebración comenzaba la noche del 25 de diciembre y concluía en el amanecer del 26. En ese momento, la sociedad se reunía alrededor del árbol, considerado sagrado.