La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) ha registrado un sonido en el espacio que ha dejado a los expertos sorprendidos, pues nunca antes se había captado una frecuencia similar. Esta misteriosa frecuencia, que fue detectado por uno de los telescopios más avanzados de la agencia espacial, ha generado gran curiosidad y especulación en la comunidad científica.
El ruido, proveniente de una zona desconocida del universo, ha abierto nuevas interrogantes sobre los fenómenos cósmicos que aún no comprendemos. Este descubrimiento, que marca un hito en la exploración espacial, podría ofrecer nuevas pistas sobre la naturaleza del espacio profundo y los misterios que esconde.
Cómo fue el sonido que descubrió la NASA en el espacio
Investigadores chinos, utilizando datos de los satélites Magnetospheric Multiscale (MMS) de la NASA, han realizado un importante hallazgo al identificar ondas electromagnéticas conocidas como chorus waves, que, al ser convertidas en señales de audio, producen un sonido similar al canto de un pájaro.
Este descubrimiento se produjo a más de 165,000 kilómetros de la Tierra, en una zona donde el campo magnético terrestre experimenta una distorsión considerable. Aunque las chorus waves ya eran conocidas, nunca se habían detectado a una distancia tan lejana. Normalmente, estas ondas se originan alrededor de los 51,000 kilómetros, lo que hace que esta detección sea particularmente novedosa.
Lo sorprendente de este hallazgo es que las chorus waves, que duran solo 0.1 segundos, fueron registradas en una región del espacio donde no existen las condiciones magnéticas usuales necesarias para su formación. Hasta ahora, se pensaba que estas ondas solo podían formarse cerca de la Tierra, pero su presencia en una zona tan distante desafía esta idea.
Estas ondas interactúan con los electrones y contribuyen a la formación de los cinturones de radiación que protegen a la Tierra de las partículas solares de alta energía. Sin embargo, los electrones también pueden representar un peligro para los satélites y astronautas, lo que subraya la importancia de comprender este fenómeno.
Además de cuestionar teorías previas, los descubrimientos podrían mejorar la capacidad para predecir el clima espacial y ofrecer formas de proteger tecnologías esenciales que operan en el espacio.