Gozaba de perfecta salud pero una noche comenzó a tener convulsiones: los médicos revelaron un diagnóstico inesperado
El caso se suma a aquellos episodios que evidencian lo imprevisible que puede ser la medicina y la importancia de una evaluación exhaustiva ante síntomas repentinos.
El hombre que descubre un inesperado huésped que tenía en el cerebro
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Un hombre de 38 años, sin antecedentes médicos, sufrió convulsiones repentinas y llegó desorientado al Hospital General de Massachusetts.
Los análisis iniciales descartaron causas comunes, pero las imágenes cerebrales mostraron tres lesiones calcificadas.
Los médicos determinaron que se trataba de neurocisticercosis, provocada por quistes de la Taenia solium, un parásito que puede habitar durante años en el cuerpo.
Fue tratado con antiparasitarios, antiinflamatorios y anticonvulsivos, y se recuperó totalmente en cinco días, sin presentar convulsiones en los tres años posteriores.
Un caso médico reciente ha captado la atención por la abrupta aparición de síntomas en una persona que, hasta ese momento, gozaba de una salud impecable. La situación comenzó de manera repentina una noche, cuando empezaron a manifestarse convulsiones que alarmaron tanto a la familia como al equipo de emergencia que intervino. El episodio dio paso a una serie de estudios para comprender qué estaba ocurriendo.
La inesperada evolución del cuadro obligó a los especialistas a descartar primero las causas más comunes y avanzar hacia evaluaciones más complejas. El desafío clínico generó incertidumbre entre los médicos, quienes debieron actuar con rapidez para estabilizar al paciente y llegar a una conclusión certera. Cada prueba aportó piezas clave para reconstruir el origen del problema.
Qué descubrieron los médicos sobre el hombre que tenía buena salud pero una noche comenzó a tener convulsiones
médicos extranjeros
Especialistas del Hospital General de Massachusetts y de la Escuela de Medicina de Harvard atendieron a un hombre de 38 años, previamente sano, que una noche comenzó a sufrir convulsiones de manera repentina. Minutos antes dormía profundamente junto a su esposa, pero en cuestión de instantes terminó en el suelo, desorientado y balbuceando palabras sin sentido, mientras intentaba resistirse al traslado en ambulancia. En el hospital, los médicos observaron que, pese a mantener los ojos abiertos con una mirada fija e involuntaria hacia arriba, no era capaz de responder preguntas ni obedecer indicaciones.
El paciente no tenía antecedentes médicos relevantes ni consumía drogas o alcohol, por lo que los especialistas iniciaron un proceso diagnóstico exhaustivo. Le administraron dos dosis de lorazepam y lo intubaron para resguardar sus vías respiratorias.
Los estudios iniciales descartaron causas comunes como alteraciones electrolíticas o problemas renales y hepáticos. Sin embargo, las pruebas mostraron leucocitosis y acidosis láctica, lo que motivó estudios neurológicos más profundos. Las imágenes cerebrales revelaron tres lesiones calcificadas compatibles con neurocisticercosis, causadas por los quistes de la tenia del cerdo (Taenia solium), un parásito que puede vivir durante años en el intestino humano y alcanzar hasta ocho metros de longitud.
Tras confirmar el diagnóstico, los médicos iniciaron tratamiento con antiinflamatorios, anticonvulsivos y dos antiparasitarios específicos. El hombre se recuperó rápidamente, fue dado de alta cinco días después sin secuelas y, según el seguimiento médico, continúa libre de convulsiones tres años más tarde.