Fue condenado a dos cadenas perpetuas y sus asesinatos fueron antes de los 2000: quién era Michel Fourniret

Su historia vuelve a aparecer en debates, investigaciones y producciones que analizan los perfiles criminales más oscuros.

  • Michel Fourniret actuó durante varias décadas en Francia y Bélgica, enfocándose en adolescentes y jóvenes que secuestraba, agredía sexualmente y asesinaba, siempre con un modus operandi organizado y depredador.
  • Su esposa, Monique Olivier, participó como cómplice en varios crímenes, facilitando la captación de víctimas y colaborando en la ejecución de los ataques.
  • Fue detenido en 2003 tras el intento fallido de secuestro de una joven que logró escapar y aportar datos clave para identificarlo.
  • Durante los juicios posteriores se le atribuyeron oficialmente al menos 11 asesinatos, aunque las investigaciones sugieren que el número real podría ser mayor; Fourniret murió en prisión en 2021 sin revelar todas sus víctimas.

La figura de Michel Fourniret continúa generando interés y conmoción, especialmente por la gravedad de los crímenes que cometió y el impacto que dejaron en Europa. Su nombre está ligado a algunos de los casos más perturbadores de las últimas décadas, cuyos ecos aún resuenan en la memoria colectiva.

Condenado a dos cadenas perpetuas, Fourniret se convirtió en uno de los criminales más temidos y estudiados de Francia. Las sentencias reflejaron la magnitud de los hechos de los que fue responsable, la mayoría de ellos cometidos antes del año 2000. Su caso abrió interrogantes sobre fallas del sistema judicial, estrategias de investigación y mecanismos de prevención para crímenes seriales.

Cuál es la historia de Michel Fourniret, el asesino en serie conocido como el Ogro de las Ardenas

Michel Fourniret

La figura de Michel Fourniret, conocido como El Ogro de las Ardenas, sigue siendo una de las más perturbadoras dentro de la crónica criminal europea. Durante décadas, logró ocultar una secuencia de secuestros, violaciones y asesinatos que afectaron principalmente a adolescentes y jóvenes, seleccionadas por su vulnerabilidad y aislamiento. Su accionar, meticuloso y calculado, dejó una huella traumática que aún resuena en Francia y Bélgica.

La investigación que permitió su caída se desarrolló lentamente, marcada por errores judiciales y una subestimación inicial de la magnitud de sus crímenes. No fue hasta comienzos de los años 2000 que una sobreviviente logró aportar información determinante, lo que llevó a las autoridades a reabrir casos desestimados y vincularlos bajo un mismo patrón.

El aporte posterior de su esposa, Monique Olivier (cómplice activa en varios hechos), reveló el funcionamiento interno de la pareja criminal. El caso Fourniret puso en evidencia fallas profundas en los sistemas policiales y judiciales europeos de la época, especialmente en el intercambio de información entre países.

También encendió un debate público sobre la violencia sexual, las desapariciones no investigadas y la necesidad de protocolos más rigurosos para casos que involucran a mujeres y niñas. Su historia continúa siendo analizada por especialistas como uno de los ejemplos más extremos de depredación criminal sostenida en el tiempo.