Aproximadamente 66 millones de años atrás, la Patagonia era el jardín de los dinosaurios y hoy en día es un hot spot para el descubrimiento de fósiles. Un equipo de investigadores del CONICET, el CENPAT y la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco trabajan desde hace mucho tiempo en afloramientos en Chubut, y en uno de ellos encontraron a Joaquinraptor casali, un megaraptórido que se convirtió en una pieza clave para entender a esta especie de depredadores que habitó la región.
El nombre combina ‘Joaquín’, en honor al hijo del paleontólogo Lucio Ibiricu -quien lideró la investigación- y ‘casali’, en reconocimiento a Gabriel Casal, director del Laboratorio de Paleontología de Vertebrados Dr. Rubén Martínez.
Dinosaurio
Reconstrucción del esqueleto de Joaquinraptor casali. En color azul se muestran los huesos recuperados (Reconstrucción realizada por T.K. Robinson and Andrew McAfee)
"Este nuevo hallazgo nos permite incrementar la osteología de este grupo de dinosaurios. Gracias al Joaquinraptor pudimos comparar huesos entre dos miembros del mismo grupo, la maxila se conocía de un solo megarraptórido y ahora con Joaquinraptor tenemos otra maxila y la podemos comparar", remarcó Lucio Ibiricu en diálogo con C5N sobre algunos de los puntos más relevantes del descubrimiento.
Los restos fueron hallados en afloramientos ubicados entre las ciudades de Sarmiento y Comodoro Rivadavia, una de las zonas más fértiles para la paleontología argentina en Chubut. Según los especialistas, Joaquínraptor vivió hace entre 70 y 67 millones de años, a finales del Cretácico, muy cerca del final de los dinosaurios.
Según detalló el paleontólogo, Joaquinraptor habría medido un poco más de 7 metros y pesado cerca de una tonelada: "Basado en los estudios que hicimos, nos permite inferir que al momento de morir tenía al menos 19 años, era sexualmente maduro, pero somáticamente inmaduro, esto quiere decir que podía crecer un poco más".
CENPAT Huesos
Fósiles en el yacimiento.
¿Se puede llegar a encontrar un esqueleto de dinosaurio completo? Lucio explicó que es muy difícil encontrar un esqueleto completo. Sin embargo, este megaraptorido presenta un grado de preservación excepcional que lo convierte en uno de los mejor representados del grupo.
"Encontramos parte del cráneo, parte del miembro anterior de la mano, miembro de la parte posterior del pie, tanto costillas como vertebras caudales, que son vértebras de la cola", sentenció. Esto significa que es uno de los más completos Megaraptoridae descubiertos hasta el momento, y "los últimos sobrevivientes del grupo".
Se trata de uno de los ejemplares más completos de la familia Megaraptoridae hallados hasta ahora. Vivió muy cerca del límite K–Pg, la frontera temporal que marca la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, donde desaparecieron los dinosaurios no avianos.
Los científicos planean avanzar con estudios tafonómicos para entender cómo murió el dinosaurio y en qué ambiente se depositaron sus restos, y otras características. También realizarán una tomografía del cráneo para estudiar su paleoneurología y una reconstrucción muscular que permitirá conocer mejor su morfología y capacidades como depredador.
Un hallazgo inesperado: un hueso que no pertenecía al Joaquinraptor
Entre los hallazgos más llamativos vinculados a Joaquinraptor fue la aparición de un húmero encajado entre sus mandíbulas, un detalle que pasó inadvertido durante la excavación y que recién se reveló en el laboratorio, mientras los técnicos preparaban los materiales.
"Lo primero que pensamos fue que ese hueso pertenecía al propio Joaquínraptor y que, por cómo se habían movido los restos tras su muerte, había terminado en su mandíbula", relató Lucio.
Sin embargo, un análisis detallado demostró que no solo no era un hueso del dinosaurio, sino que tampoco correspondía a otro megaraptorido: se trataba de un resto de cocodrilo o de una forma estrechamente emparentada.
"La presencia de este húmero entre la mandíbula, en contacto con los dientes, nos hace pensar que este cocodrilo fue parte de la alimentación de Joaquinraptor", explicaron los especialistas. Aunque no descartan que se tratara de una interacción violenta o de competencia entre ambas especies.
La Patagonia vuelve a demostrar que su suelo guarda mucho por descubrir sobre los dinosaurios, cada campaña y excavación puede acercarnos un poco más a entender cómo vivieron estas increíbles criaturas antes de su extinción.