La Justicia de Córdoba investiga la muerte de al menos siete bebés y dos mamás en la Nueva Maternidad Provincial, todas relacionadas con cesáreas que, según las denuncias, se realizaron sin las medidas de bioseguridad adecuadas y estuvieron a cargo de personal no capacitado.
"Es una investigación que tiene, por el momento, 10 denuncias penales formuladas en contra de la Nueva Maternidad. Estamos radicando una onceava denuncia porque se ha presentado una madre manifestando que también ha sido víctima del hospital", explicó a C5N el abogado de la querella, Juan Cruz Soria.
En diálogo con La Mañana, señaló que los casos fueron caratulados como "muerte por etiología dudosa" hasta que se comprueben las causas. "No descartamos ninguna hipótesis delictiva ni tipo penal. Puede llegar a ser algún fármaco que se haya suministrado, pero por el momento apuntamos a un homicidio culposo porque no se han respetado medidas de bioseguridad", sostuvo.
Agregó que, según el testimonio de las denunciantes, "las personas que han llevado a cabo las operaciones quirúrgicas han sido residentes que no estaban a la altura". "De hecho, en una de las denuncias, estaba muy temeroso el residente a la hora de cortar la parte baja del abdomen y recibía indicaciones de un obstetra a la distancia. Esto nos hacen creer que estaban usando a estas mamás de experimento", afirmó.
Algunos bebés murieron poco después de la cesárea; en otros casos, la operación se postergó tanto que ya fueron extraídos sin vida del útero de sus madres. "Tenemos una autopsia que avala nuestra teoría, porque a priori está caratulada como 'hipoxia intrauterina', lo cual significa que al neonato le ha faltado el oxígeno", señaló Soria.
"Esta hipoxia se ha producido porque el parto se ha ido dilatando y postergando. Esto le ha causado al neonato mucho estrés dentro del útero y se ha ahogado con los líquidos del meconio, que son excrementos y pis del neonato", explicó.
En otra de las denuncias, "no solamente no le pudieron practicar la cesárea a tiempo, sino que (la mamá) estuvo esperando 10 horas con el bebé muerto en el útero, sabiendo que ya estaba muerto. Nosotros entendemos que puede configurar, en ese caso en particular, el dolo eventual", aseguró.
"Hay un protocolo que establece que, al momento del deceso de un bebé, esa madre debe tener un tratamiento diferenciado al de las madres que dan a luz. En este caso, se la puso en una sala donde ya había madres parturientas con sus bebés en brazos, llorando, hablando con sus parejas, disfrutando de la maternidad", subrayó.
Según los relatos de las madres, el hospital no respetó las medidas de bioseguridad ni las normas ISO. "Los médicos no poseían guantes ni barbijos; pocos tenían cofias. Una de mis asistidas contó que en el quirófano había gente tirada en el suelo, residentes o médicos, comiendo y tomando mate. Es gravísimo a nivel institucional. Podría decirse que es violencia obstétrica, violencia institucional, y el trato hacia las madres ha sido tenebroso", concluyó.