En la provincia de Córdoba, a la vera de la Ruta Provincial 5, se encuentra una imponente construcción que llama la atención de quienes transitan por la zona. Se trata de un monumento de 82 metros de altura, superando en tamaño al emblemático Obelisco porteño. Sin embargo, lo más impactante no es su tamaño, sino la historia de amor y tragedia que dio origen a su edificación.
Este mausoleo fue levantado en memoria de Myriam Stefford, una actriz y aviadora de origen suizo que encontró un trágico final en un accidente aéreo en 1931. Su esposo, el excéntrico escritor y millonario Raúl Barón Biza, decidió rendirle homenaje con una estructura monumental en el paraje Los Cerrillos. Más allá de ser un tributo a su esposa, el monolito guarda secretos, leyendas y un halo de misterio que persiste hasta el día de hoy.
El pasado de esta construcción está rodeado de rumores y enigmas. La pasión por la aviación, una expedición frustrada y un desenlace fatal dieron forma a esta historia que, con el paso del tiempo, se convirtió en un símbolo de amor y tragedia.
Monumento Myriam Stefford
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Cuál es la historia del monumento de Córdoba que se destaca por un secreto trágico de amor
Myriam Stefford, cuyo verdadero nombre era Rosa Margarita Rossi Hoffman, nació en 1905 en Suiza. Desde joven, mostró un espíritu rebelde que la llevó a forjar una carrera en el cine europeo. Fue en Venecia donde conoció a Raúl Barón Biza, un empresario argentino con fama de excéntrico y amante de los lujos. La pareja se casó en 1930 y poco después se establecieron en la Argentina, donde compartieron el fanatismo por la aviación.
Con el deseo de desafiar los cielos, Stefford se embarcó en una travesía aérea por distintas provincias argentinas junto a su instructor de vuelo, Ludwig Fuchs. Sin embargo, problemas mecánicos complicaron la misión, obligando a la aviadora a cambiar de aeronave. Fue en el primer vuelo del nuevo avión cuando la tragedia ocurrió: el 26 de septiembre de 1931, esta se precipitó en la localidad de Marayes, San Juan, acabando con la vida de la mujer y su acompañante.
Debido a esta pérdida, Barón Biza ordenó la construcción de un imponente mausoleo en honor a su esposa. Diseñado por el ingeniero Fausto Newton, el monumento se levantó con hormigón y mármol, alcanzando una altura de 82 metros. En su base se encuentra una cripta que alberga los restos de su esposa, junto con objetos personales y valiosas joyas, incluyendo el legendario diamante Cruz del Sur de 45 quilates.
El monolito no solo llama la atención por su tamaño, sino también por los mitos que lo rodean. Se dice que su interior está protegido por un sistema de explosivos para evitar profanaciones, y en la entrada se encuentra una inscripción amenazante: "Maldito sea todo aquel que se atreva a profanar esta tumba". Además, algunos rumores sugieren que Barón Biza sospechaba de una relación entre Stefford y su instructor, lo que alimentó la teoría de que el accidente pudo no haber sido fortuito.
A pesar del paso del tiempo, el mausoleo sigue siendo un punto de interés para viajeros y curiosos. Con sus 444 escalones y su estructura imponente, la construcción se mantiene como un testimonio de un amor marcado por la tragedia y el misterio,