Creyó que tenía un lunar por una práctica casi diaria pero el médico reveló lo peor: qué descubrieron
Tras dos cirugías y un tratamiento límite, busca concientizar sobre los riesgos reales del bronceado artificial y el impacto emocional que puede dejar un episodio traumático incluso después de superarlo.
Creyó que tenía un lunar por una práctica casi diaria pero el médico reveló lo peor.
Jak Howell comenzó a usar camas solares a los 16 años, hasta cinco veces por semana durante 18 minutos.
En solo dos meses, el melanoma se extendió de un pequeño punto en su espalda a su ingle y pecho.
Tras cirugías fallidas y un año de inmunoterapia, en 2022 fue dado de alta, pero enfrentó secuelas en su salud mental.
Hoy dedica su vida a concienciar sobre los peligros del bronceado artificial y la importancia de pedir ayuda emocional
Creyó que tenía un lunar por una práctica casi diaria pero el médico reveló lo peor: su historia expone los riesgos reales del bronceado artificial y la importancia de detectar a tiempo cualquier cambio en la piel, ¿qué descubrieron?
Jak Howell, de Swansea (Gales), comenzó a usar camas solares a los 16 años. Lo hacía hasta cinco veces por semana, 18 minutos cada sesión. A los 21 años recibió la noticia que cambiaría su vida. El joven asegura que superar la enfermedad física fue solo una parte del camino pues lo más difícil llegó después: con terapia logró salir de episodios depresivos profundos y hoy visibiliza un tema del que muchos hombres no hablan.
Jak insiste en hablar abiertamente sobre salud mental. “Un problema compartido es un problema reducido a la mitad”, dice mientras acompaña a otros jóvenes en procesos similares.
Diseño sin título - 2025-12-01T151213.137
Qué descubrió el hombre que tenía un lunar particular e iba seguido a la cama solar
Según los médicos, había un 99,999% de probabilidad de que la gravedad del cáncer estuviera directamente relacionada con su exposición intensa a rayos UV artificiales.
En abril de 2021, durante el confinamiento, Jak notó un parche irritado que sangraba en su espalda. Tras enviar una foto al médico, fue derivado con urgencia al hospital. En solo dos meses, el cáncer se extendió desde su espalda hasta la ingle y el pecho.
Jak se sometió a dos cirugías para remover tumores, pero ninguna resultó efectiva. El pronóstico era sombrío: si la inmunoterapia no funcionaba, tenía un año de vida. Aun así, decidió seguir luchando. En diciembre de 2022, después de un año de tratamiento, recibió el alta. Sin embargo, volvió a casa con una carga inesperada: ansiedad, depresión y una sensación de pérdida tras meses dentro de hospitales que le habían brindado “seguridad”.
Howell dedica su vida a concientizar sobre los riesgos de las camas solares y el melanoma. Advierte que el cáncer de piel “no es solo un lunar para quitar”, sino una enfermedad agresiva y compleja.