Aunque la Patagonia es sinónimo de dinosaurios gigantes, el resto del territorio argentino no se queda atrás y guarda más secretos. En La Rioja, un equipo de Crilar-Conicet presentó a Vitosaura colozacani, la primera especie de dinosaurio abelisáurido descubierto en niveles del Cretácico Superior en la región de Los Llanos riojanos.
Este depredador habría alcanzado los 6 metros de longitud y no solo es el primer ejemplar nombrado formalmente en la región, sino que su esqueleto parcial tiene relación con otros dinosaurios de la misma familia descubiertos en India y Madagascar, lo que plantea un fascinante rompecabezas para los paleontólogos.
El nombre Vitosaura, es en honor a una prócer de La Rioja, Victoria Romero, conocida como "Doña Vito", pareja del caudillo federal Ángel Vicente "Chacho" Peñaloza. La elección del nombre no es casual: los fósiles fueron hallados precisamente en la zona donde ella nació.
Mientras que Colozacani, hace referencia al valle de Colozacán, al sur de la localidad de Tama en el departamento Ángel Vicente Peñaloza, lugar donde fueron encontrados los restos del dinosaurio.
"Una gran luchadora federal contra el unitarismo", expresó el paleontólogo Lucas Fiorelli de Crilar-Conicet que participó en el descubrimiento en diálogo con C5N, la zona donde la encontraron había nacido doña Victoria, y personaje muy querido y respetado en la provincia.
Los abelisaurios, grupo al que pertenece Vitosaura, fueron los depredadores dominantes del hemisferio sur durante el Cretácico. El miembro más famoso de esta familia es el imponente Carnotaurus, conocido por sus cuernos y su esqueleto casi completo exhibido en el Museo de Ciencias Naturales de Buenos Aires.
"La Argentina está posicionada tercera en el mundo por las ciencias paleontológicas, después de Estados Unidos y China. La paleontología de nuestro país es hiperimportante y de trascendencia mundial", remarcó el investigador.
Esa labor, que se extendería por casi quince años y combinó el trabajo de campo con la precisión del laboratorio, fue la que finalmente permitió armar el rompecabezas y dar a conocer al mundo un hallazgo de enorme significado científico.
El estudio de este dinosaurio planteó una pregunta desconcertante: ¿cómo es posible que un dinosaurio encontrado en La Rioja esté más emparentado con especies halladas en la lejana India y Madagascar que con sus vecinos de la Patagonia argentina?
La respuesta puede encontrarse en la configuración del planeta hace 82 millones de años, ya que los continentes no estaban distribuidos como hoy, sino que Sudamérica, la Antártida, África, la India y Australia formaban un único supercontinente conocido como Gondwana.
Vitosaura
Los abelisaurios fueron los depredadores dominantes del hemisferio sur durante el Cretácico.
"Compartió un ambiente semiárido con dinosaurios titanosáuridos, y otros terópodos del grupo de los raptores, cocodrilos terrestres y tortugas", informaron desde Crilar-Conicet.
Aunque ya había comenzado a fragmentarse, la principal conclusión científica del estudio es que el estrecho parentesco del Vitosaura con los abelisaurios como Rahiolisaurus y Majungasaurus, sugiere que todavía existía una conexión terrestre entre estas masas continentales, permitiendo que posiblemente se distribuyeran.
"Llegamos a determinar que el animal era maduro, un subadulto o adulto", añadió el científico, tendría cerca de 17 años, esto se puede saber a partir de los huesos, "nosotros en este caso creemos que era un subadulto, no sabemos si era hembra o no".
En cuánto a los restos encontrados, el investigador aseguró que pertenecen al cráneo, también un par de vértebras, la cadera y parte de la tibia de la pierna. "Pero hemos encontrado más material que lo vamos a publicar más adelante", expresó.
La paleontología en el país es un esfuerzo multidisciplinario y colaborativo, en este descubrimiento participaron investigadores del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja, como Geol. Harold Jiménez Velandia, y la coautoría de los Drs. Martín Hechenleitner y Lucas Fiorelli junto a Martín Ezcurra y Agustín Martinelli (MACN-CONICET) y el Dr. Giorgio Basilici (Universidad de Campinas, Brasil).