Dos climas se encontraron la noche del domingo en el estadio Más Monumental. Por un lado, el frío potenciado por ráfagas de viento y una lluvia que no quería dar tregua, y por otro, el calor del público que se hizo presente para vivir el, por ahora, último show de Los Piojos, la banda de sus amores. “Esta vez la sensación es diferente a la del 2009. En ese entonces todo era tristeza, ahora es alegría”, expresó el propio Ciro Martínez en medio del show.
Es que pasaron 15 años para que la banda de Palomar se vuelva a juntar y la gente disfrutó a pleno de este regreso, pero sabiendo que tendría un nuevo final, o cuanto menos, un nuevo parate. El nuevo logo hace referencia al infinito, lo que invita a ilusionarse con una eternidad piojosa que vaya alternando con los proyectos solistas de cada uno de sus integrantes, y el hecho de que hayan lanzado un nuevo tema, alimenta ese fuego de esperanza.
Por lo pronto, Los Piojos celebraron su último ritual ante 70 mil personas que corearon, saltaron y gritaron durante las casi 4 horas de show en el escenario que venían pidiendo desde el año pasado. La cita se había adelantado de las 21 a las 20, un poco por el pronóstico de tormenta y otro poco por el hecho de que se preveía un recital bastante más largo que la noche anterior y siendo domingo, era mejor arrancar antes.
Sin embargo, más allá de la convocatoria, las luces del estadio se apagaron cerca de las 21.15 para dar comienzo a un nuevo video, diferente al que se mostró durante los otros 15 shows de la banda. Los campanarios a los costados de las pantallas gigantes daban apertura a la pantalla del centro del escenario, en la que se visualizaban todos los logos de Los Piojos hechos estatuas.
De esta manera ingresaron los músicos y los primeros acordes de Arco comenzaron a sonar. María y José y Hoy es hoy fueron los hits que siguieron en el orden de una larga lista elegida que incluía 29 temas. De cualquier manera, todo fue cambiando sobre la marcha y se sacaron y sumaron canciones y momentos. Uno de los más icónicos fue la celebración por los 39 años del gol de Maradona a los ingleses con el clásico, ya de la gente, Maradó.
También hubo lugar para las nuevas generaciones, ya que el tema Pistolas, estuvo a cargo de Alejandro Ciro Martínez en la voz y armónica, a quien se sumó uno de los hijos de Dani Buira en la batería. Pero sin dudas, uno de los momentos más álgidos de la noche fue cuando Ciro tomó la posta con un discurso escrito en su celular. “Esto lo hice hoy cuando venía en la combi y quiero leerlo”, comenzó el cantante.
En el texto se contemplaba una emoción muy grande por parte del líder de la banda y también había una suerte de explicación de lo que fue la separación de 2009 y el porqué de esta vuelta. “Las bandas son como cápsulas y a veces el hecho de verse las caras todo el tiempo, complica. Esta vez nos reencontramos desde otro lado, por eso es diferente. Muchos no tocaban su instrumento desde hacía 10 o 15 años y por eso quiero resaltar el compromiso de estos músicos”, leyó Ciro antes de nombrar uno por uno a toda la banda, hasta llegar a Piti Fernández a quien le dio un abrazo y le pidió “un besito”.
Luego de este discurso, se hizo presente Paciencia, el nuevo tema de Los Piojos, creado en esta gira y que se grabará en estudio a la brevedad, según explicó el propio cantante. Esta nueva canción fue celebrada por el público y la letra en pantalla grande también permitió que los que se encontraban más cerca del escenario, pudieran cantar el estribillo: “Paciencia, me dijo la bruja, paciencia. Habrá que esperar a septiembre para ver el sol”.
La seguidilla final fue completamente piojosa y cargada de emoción. Morella, Ruleta, Como Alí, Muévelo, Pacífico, El farolito -en la previa Ciro cantó Juana Azurduy-, Cruel, Babilonia y Genius, se cantaron y poguearon a más no poder en la ya madrugada del lunes. Finalmente, Buenos días Palomar dio el cierre definitivo con clásica lectura de banderas y el himno con armónica de Ciro apagó todas las luces del estadio casi a la 1 de la mañana. De esta manera, con frío como en aquel 2009, pero con ilusión por el futuro, culminó el último ritual de Los Piojos.