Néstor Kirchner marcó un antes y un después en la historia de los derechos humanos en Argentina. Su gobierno tradujo en hechos los reclamos históricos de los organismos, y después de años de neoliberalismo y de impunidad, hizo que las banderas de la Memoria, la Verdad y la Justicia se transformaran en políticas de Estado.
A poco tiempo de asumir como presidente, y a pesar de haberlo hecho con el 22.25% de los votos en un país hundido en una profunda crisis, tomó la decisión de renovar una Corte Suprema de Justicia cómplice de la corrupción y la impunidad y puso fin a la leyes de Obediencia Debida y Punto Final permitiendo que se retomen los juicios contra los represores de la última dictadura cívico, militar y eclesiástica.
En su primer 24 de marzo dio una muestra del coraje que identificaría a los gobiernos kirchneristas. Por la mañana encabezó un acto con cadetes del ejército en formación a los que les ordenó que "Nunca más las armas sean direccionadas contra el pueblo argentino". Luego ordenó al jefe del ejército, el general Roberto Bendini, descolgar los cuadros de los dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone que aún exhibían las paredes del Colegio Militar.
Discurso completo de Néstor Kirchner en la ex ESMA / 24 de marzo de 2004
Por último, ese día abrió las puertas de la ex ESMA para entregárselas a los organismos de Derechos Humanos y en su discurso pidió perdón de parte del Estado nacional "por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades".
"Néstor fue como un hijo para nosotras. Así lo hemos considerado las Madres y las Abuelas. Además fue el primer presidente que nos escuchó, que tomó nuestros reclamos como una política de Estado", reflexionó Taty Almeida en diálogo con C5N.COM. La integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora recordó los encuentros más emotivos que tuvo con el santacruceño y destacó el coraje que tuvo el expresidente para transformar a la Argentina.
Taty Almeida
Foto: Alejandro Belvedere / Agencia Télam
— Antes de la asunción de Néstor Kirchner, ¿Creían posible que un presidente iba a tener el coraje para enfrentar a los genocidas de la dictadura?
— Nuestra lucha, que ha cumplido 46 años, siempre se ha basado en la Memoria, la Verdad y la Justicia. Siempre exigimos justicia legal, no justicia por mano propia. En los primeros años las madres gritábamos "aparición con vida de nuestros hijos, porque con vida se los llevaron". Realmente pensábamos que estaban presos, incomunicados, pero bueno, después tuvimos la triste realidad y de ahí entonces que nuestra lucha comenzó a basarse en la búsqueda de la verdad y el castigo a los responsables. Creímos por fin lográbamos la justicia con ese juicio ejemplar y único que hizo el doctor Raúl Alfonsín en 1985 porque fue la primera vez en el mundo que civiles condenaron a perpetua a los militares. Pero sabemos lo que pasó, lo que firmó con una mano lo borró con la otra y dictó las leyes famosas de impunidad: punto final y obediencia de vida. Él que le siguió después, que por razones obvias no lo nombró, absolvió a todos los milicos que habían quedado presos. Eso fue tremendo. El riojano quería la reconciliación y nosotras decíamos "de ninguna manera ¿Qué reconciliación? Ni olvido, ni perdón. Prisión perpetua a los milicos y sus cómplices". Así llegamos al 2003 y apareció Néstor Kirchner, que para nosotros es otro hijo nuestro como él mismo lo reconoció. Él se sentía hijo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Fue el primer presidente que nos escuchó y que tomó a los derechos humanos como política de Estado. Gracias a la lucha inclaudicable, se derogaron las leyes de impunidad.
— ¿Cómo fue tu primer encuentro con Néstor Kirchner?
— Yo no lo voté porque me había ido a España a visitar a uno de mis hijos. Cuando volví, Néstor organizó un encuentro para reunir a todos los organismos de derechos humanos. Cuando lo saludé le dije que no lo había votado porque no estaba en el país y él me dijo que ya lo sabía y me dio un tan cálido que sentí que Néstor estaba abrazándolo a mi hijo Alejandro y a los 30.000 desaparecidos. Era una persona que se plantaba y resolvía las cosas en el momento. Nunca me voy a cansar de decir "ay Néstor, ¿por qué te fuiste? Cómo te necesitamos, dios mío".
Taty Almeida 2 - Foto: Télam
Foto: Alejandro Belvedere / Agencia Télam
— ¿Ya en ese primer encuentro se dieron cuenta que él iba a ser diferente o tuvieron que esperar a las políticas de derechos humanos que impulsó después?
— Todo lo que hizo después nos demostró que no nos habíamos equivocado con nuestras primeras sensaciones. Él era el Presidente que necesitábamos. Esa forma de ser tan campechano, su forma de llegar a la gente, era algo realmente maravilloso. Lo extrañamos mucho. Lamentablemente nos dejó muy rápido.
— ¿Qué recordás del 24 de marzo en el que Néstor Kirchner ordenó bajar los cuadros de Videla y Bignone, pidió perdón en nombre del Estado por los 20 años de silencio y entregó la Esma a los organismos de derechos humanos?
— Fue un día maravilloso. Estamos todos esperándolo la exEsma. Madres, Abuelas, organismos, aguardando a que llegara Néstor y firmará con Aníbal Ibarra el traspaso de la ESMA. Nosotros no sabíamos por qué tardaba tanto y decíamos "qué barbaridad, cómo nos va a hacer esperar" y él tardaba porque estaba haciendo bajar los cuadros. No le pidió ni a un soldado ni a un sargento que lo hiciera, se lo pidió al general del ejército. Con ese gesto protagonizó uno de los gestos más importantes de la historia de la democracia. La impunidad se había terminado. Luego, cuando se abrieron las puertas de la ESMA dijimos "ay, mi madre". Ver banderas a los chicos de H.I.J.O.S dentro de la ESMA, dejando flores en recuerdo de sus padres, fue muy fuerte e importante para nosotros. Y cuando pidió perdón en nombre del Estado generó las condiciones para empezar a construir una Argentina sin impunidad, con Memoria, Verdad y Justicia. Néstor ha sido único.
Creación del Museo de la Memoria (Ex ESMA). Discurso Néstor Kirchner
— ¿Qué significó para las Madres que Videla muriera en prisión?
— Murió dónde tenía que morir, sentado en el inodoro. Murió juzgado, condenado, preso en una cárcel común y repudiado por todo el pueblo argentino. Con las leyes de impunidad no pudimos seguir juzgando en Argentina. Cuando Néstor las anuló volvimos a hacerlo y, si bien todavía falta mucho y con esta justicia que tenemos vamos lento, hemos avanzado mucho. Cuando Macri intentó favorecer a los genocidas con el 2x1 se encontró con un muro de resistencia. Los juicios continúan y en Argentina somos un paradigma de la justicia gracias a la lucha de los organismos de derechos humanos, los ex presos políticos y los sobrevivientes que tuvimos un Presidente que nos escuchó".
— El 24 de marzo de 2006 Néstor Kirchner te invitó a la Casa Rosada para realizarle un homenaje a tu hijo Alejandro Martín Almeida y a la periodista Célica Gómez, desaparecidos durante la dictadura militar ¿Cómo fue ese encuentro?
— Fue una maravilla. Cuando lo desaparecieron Alejandro tenía 20 años, estaba cursando este primer año de medicina y trabajaba en Télam. Martin Granovsky, que era el director de la agencia, me contó que tenían pensado organizar el homenaje en las oficinas de la redacción pero que Néstor se enteró, lo llamó y le dijo que lo quería hacer en la Casa de Gobierno. Me invitó a mi, a mi hija y a mis nietos. La Rosada estaba llena de gente. Fue hermoso como Néstor le habló a mis nietos de lo que él sabía que Alejandro había sido. Fue un momento tan maravilloso, alentador y tierno. Eso me marcó para siempre. Luego me dio un abrazo tan conmovedor que me hizo llorar y me entregó una placa con el nombre de mi hijo y una estrofa de una poesía de Alejandro que yo encontré en mi casa. Era una poesía de despedida porque él ya sabía que iba a morir.
Taty lee un poema de alejandro Almeida
— ¿Qué rasgos compartía Néstor Kirchner con esa generación del 70?
— Lo que tenían todos. Él quería cambiar el mundo como lo querían los 30 mil. Ellos no aceptaban vivir con ese plan neoliberal que plantaron los milicos. Realmente se jugaron y de qué manera. Lo que transmitía Néstor era eso. Tenía un carácter hermoso y además transmitía fuerza, cariño. Te daban ganas de tenerlo abrazado siempre. Era un hijo. Tenía decisión política y humana. Estaba siempre solucionando problemas para que los argentinos pudieran vivir mejor.
— En los gobiernos gobiernos kirchneristas le dieron un preponderante a los hijos de los 30 mil. ¿Ves ahí el legado de Néstor y de los organismos de Derechos Humano?
— Es divino ver como los nietos recuperados están ocupando cargos tan importantes y que bien que lo están haciendo. Políticamente han crecido de una manera maravillosa y lo demuestran con los hechos. Horacio Pietragalla, Wado de Pedro, Vicki Montenegro, Juan Cabandié, Victoria Donda y tantos otros. Es una maravilla. Pero el legado también está en miles de jóvenes comprometidos con un país mejor. La memoria no va a desaparecer para nada. Un pueblo que olvida corre peligro, pero para eso están los jóvenes. Para eso estuvieron Néstor y Cristina.