La reaparición de Mauricio Macri en la escena política generó más efectos de los que prefiere admitir el oficialismo. En principio, lo más obvio es que explicitó para el público no iniciado el conflicto profundo que tiene con los colaboradores más cercanos al presidente Javier Milei. Pero también porque Macri logró de modo muy efectivo, una operación conceptual y política que no era sencilla de antemano. El exmandatario debía, en su discurso de La Boca, ser elogioso de la gestión de Milei y a la vez crítico, mostrarse colaborativo pero también mantener distancia, poner pausa en la tan ansiada fusión pero no cerrar del todo la puerta para que ingresen funcionarios del PRO al gobierno. El expresidente salió airoso y obligó, antes y después, a reacciones del "entorno".
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Ámbito/Mariano Fuchila
Después del discurso y las críticas a cielo abierto, se sobreactuó calma pero también se iniciaron contactos para sumar cuadros del PRO a lugares clave como YPF. La distancia podrá acortarse pero el desagrado no es de hoy. Mauricio Macri le dice a quien quiera oírlo en privado desde hace un tiempo que la gestión del gobierno es un desastre y que ve un futuro negro si se siguen cometiendo errores en los económico y en lo político. En la reunión de casi cuatro horas que tuvo con Milei el lunes por la noche también lo expresó, además de presionar para que se reglamente la Ley Bases. Esto último le importa en términos personales, particularmente el articulado que le permitiría a él y a su familia resolver la cuestión judicial por la deuda del Correo.
En la Casa Rosada tienen claro que hoy Macri tiene escasa relevancia en términos electorales y que el 23 % que sacó Cambiemos en las últimas elecciones en gran medida ha sido absorbido por la propuesta libertaria, pero también saben que el rigor del ajuste comienza a tener efecto en la imagen de gestión y que ir separados a la elección de medio término puede generar una derrota lapidaria. Hoy, el peronismo no es un problema porque está inmerso en su propio laberinto después de la derrota presidencial pero no hay nada garantizado, sobre todo con la economía cayendo a niveles catastróficos y la destrucción del empleo marchando a ritmo inusitado, mientras la inflación por ahora no desaparece.
El Gobierno avanza sobre las libertades individuales
En este contexto, más allá de la relación con el PRO y del rumbo electoral, ciertos avances del Gobierno en materia de control social son, cuanto menos, inquietantes. Por un lado, el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Patricia Bullrich, habilitó oficialmente este martes a las fuerzas federales a realizar tareas de ciberpatrullaje “en sitios web de acceso público y fuentes digitales abiertas”.
patricia bullrich ministra
La medida fue publicada en el Boletín Oficial e indica, entre otras cosas, que para realizar su trabajo los agentes a cargo podrán utilizar inteligencia artificial. A pesar de que se aclara que las tareas no implicarán una violación del derecho a la intimidad, la sospecha de que puede permitir un avance sobre las libertades individuales crece. Sobre todo porque el anuncio es acompañado por otro, aún más preocupante. El Gobierno envío a Diputados este jueves un proyecto de ley para permitir que las Fuerzas Armadas intervengan en seguridad interior en actos considerados como "terroristas".
El envío fue confirmado ese mismo día por el vocero presidencial, Manuel Adorni, en su habitual conferencia de prensa. "Se plantea la modificación del artículo 27 de la Ley de Seguridad Interior con el fin de incorporar una nueva opción de empleo militar a pedido de un comité de crisis", anunció.
La reforma es impulsada por el ministro de Defensa, Luis Petri y, según contó Adorni, "se propone que las FFAA trabajen de forma coordinada con las fuerzas de seguridad para enfrentar el terrorismo con acciones de patrullaje, control de personas y vehículos en zonas determinadas", tras lo cual aclaró que se prevén estas intervenciones "por tiempo limitado y que puedan detener en flagrancia".
Después de la última dictadura y el juicio a las Juntas Militares de 1985, hubo un consenso político para negarle esa posibilidad a quienes habían organizado un plan sistemático de exterminio contra el pueblo argentino. Si a estas dos novedades funestas le sumamos la ampliación de gastos reservados por la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) por 100 mil millones de pesos, el panorama no deja de volverse cada vez más complejo.
Cristina Kirchner en México señaló algo que complementa el panorama, al referirse a la visita a la cárcel de seis diputados libertarios para reunirse con genocidas de la última dictadura. “Los que fueron a visitar a los genocidas no son negacionistas, son algo más porque quieren eximirlos de los delitos que cometieron” aseguró. No hay forma de exagerar lo grave que se vuelve toda la situación cuando se deja de tratar todos estos hechos como noticias separadas y se los relaciona.