El domingo 26 de octubre se llevarán a cabo las elecciones legislativas nacionales donde los argentinos van a las urnas para elegir los diputados y senadores ingresan al Congreso de la Nación. Para la distribución de bancas en la Cámara Baja se utiliza el sistema D’Hondt, una fórmula matemática creada en el siglo XIX que se usó por primera vez en el país en 1957, durante la Convención Constituyente convocada por el gobierno militar.
En primer lugar, es necesario aclarar que la Cámara de Diputados tiene 257 miembros, y este año se renuevan 127. Las bancas se reparten por provincia y de acuerdo con su densidad poblacional. Por ejemplo: la provincia de Buenos Aires renueva 35 diputados, mientras que Tierra del Fuego solo renueva 2.
En este marco, cada partido autorizado por la Cámara Nacional Electoral debe presentar la totalidad de cargos a cumplir según el distrito.
Elecciones legislativas: cómo funciona el sistema D’Hondt
En primer lugar, quedan excluidas todas las listas que no haya superado el piso del 3% del padrón electoral en su provincia. Luego se realiza una división secuencial entre el total de los votos válidos obtenidos y la cantidad de cargos a cubrir.
Por ejemplo, si una provincia reparte 5 bancas de diputados entre 3 partidos, y la lista A obtiene 5.000 votos; la B, 3.000 y la C, 2.000, se deberá realizar la división de dicho número por 1, 2, 3, 4 y 5.
Lista A: 5000/1=5000; 5000/2=2500; 5000/3=1666,66; 5000/4=1250; 5000/5=1000
Lista B: 3000/1=3000; 3000/2=1500; 3000/3=1000; 3000/4=750; 3000/5=600
Lista C: 2000/1=2000; 2000/2=1000; 2000/3=666,66; 2000/4=500; 2000/5=400
Una vez obtenido todos los resultados, el sistema asignará los cargos a las mayores cifras obtenidas. En este caso, como se reparten cinco cargos, las cinco cifras más altas serán las elegidas: 5.000 (Lista A), 3.000 (Lista B), 2.500 (Lista A) 2.000 (Lista C), 1.666,66 (Lista A). En este ejemplo, la lista A obtuvo 3 bancas, mientras la lista B y la lista C solo 1.
La principal crítica a este sistema es que tiende a beneficiar a los partidos grandes y castigar a las minorías, reduciendo de esta manera la representación de fuerzas pequeñas. Pero la realidad es que es ampliamente aceptado por muchos países porque promueve la estabilidad política, ya que permite que los partidos más votados tengan mayor representación y así sea más probable formar mayorías parlamentarias