Estados Unidos y Canadá rastrearon aviones militares rusos cerca de Alaska

El NORAD detectó dos bombarderos y dos cazas que permanecieron en espacio aéreo internacional. Washington advierte sobre el aumento de incidentes en medio de nuevas tensiones con Moscú.

El Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) desplegó el miércoles varias aeronaves para seguir a cuatro aviones militares rusos que volaban cerca de Alaska. Según informó el organismo conjunto de Estados Unidos y Canadá, se trató de dos bombarderos Tupolev Tu-95 y dos cazas Sukhoi, detectados en la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) de Alaska.

El operativo incluyó el envío de cuatro F-16, cuatro aviones cisterna y uno de vigilancia. El NORAD aclaró que los aparatos rusos se mantuvieron en espacio aéreo internacional y no ingresaron a territorio soberano estadounidense ni canadiense. “La actividad rusa en la ADIZ de Alaska ocurre con regularidad y no representa una amenaza”, señaló en un comunicado.

La ADIZ es un área de control internacional en la que se exige identificar todas las aeronaves por razones de seguridad compartida. Según autoridades de defensa, este año se registraron nueve episodios similares. El más reciente llamó la atención porque coincidió con la denuncia de Estonia, país miembro de la OTAN, que acusó a Rusia de violar su espacio aéreo.

El contexto político amplifica el impacto. El presidente estadounidense, Donald Trump, había declarado el martes, durante una reunión con su par ucraniano Volodímir Zelenski en la Asamblea General de la ONU, que los países de la OTAN “deberían derribar cualquier aeronave rusa” que sobrevuelo el territorio de la Alianza. Aunque luego relativizó sus palabras, aseguró que Estados Unidos “está con mucha fuerza junto a la OTAN”, condicionando ese respaldo al cumplimiento de los compromisos de gasto militar pactados por los socios.

En las últimas semanas, la Alianza Atlántica denunció repetidas incursiones de aviones y drones rusos en los cielos de Polonia, Rumania y Estonia. A su vez, Dinamarca y Noruega investigan la presencia de drones en sus aeropuertos como posibles ataques híbridos. En respuesta, la OTAN prometió reforzar su capacidad de disuasión y recordó que cuenta con “todas las herramientas militares y no militares necesarias” para responder a cualquier amenaza, en línea con lo previsto en el artículo 5 del tratado.

El episodio en Alaska ocurre poco después de que Trump recibiera al presidente ruso, Vladímir Putin, el 15 de agosto en Anchorage. Allí, el mandatario estadounidense había suavizado su postura y aceptado discutir sobre Ucrania bajo los términos planteados por Moscú, que incluyen mantener el control del Donbás y consolidar las posiciones en Jersón y Zaporiyia.

Sin embargo, esta semana el tono cambió. Tras la reunión con Zelenski, Trump escribió en su red Truth que Ucrania “puede recuperar todo su territorio ocupado con el apoyo de la Unión Europea”. El giro deja en suspenso la dirección de la política estadounidense hacia la guerra, mientras los incidentes aéreos con Rusia se vuelven más frecuentes y tensan los márgenes de seguridad en la frontera norteamericana.

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