Donald Trump, el magnate inmobiliario que en 2017 llegó a presidente de los Estados Unidos y ahora pugna por volver a la Casa Blanca como candidato del Partido Republicano, es una de las figuras más polémicas y disruptivas en la historia política del país norteamericano.
Dueño de una personalidad que refleja los puntos más oscuros de una sociedad profundamente polarizada, su ascenso en la política y la manera en la que ha manejado su liderazgo dejó una marca indeleble, tanto en la administración del país como en la percepción de Estados Unidos en el mundo.
La figura de Trump despierta pasiones y rechazos. A caballo de una retórica violenta, constantes controversias y escándalos, y una narrativa llena de fake news y teorías conspirativas, el magnate logró calar hondo en una parte significativa de la población estadounidense.
Un discurso racista y xenófobo
En 2016, al comienzo de su campaña presidencial, Trump afirmó que México "no envía a sus mejores personas", sino "criminales, narcotraficantes y violadores". Fue apenas el inicio de una serie de comentarios que profundizaron divisiones étnicas en los Estados Unidos.
Su discurso anti-inmigrante fue una constante durante su mandato. Además de la construcción de un muro en la frontera con México, promovió políticas de "tolerancia cero", como la separación de familias en la frontera, que generó una crisis humanitaria e indignación a nivel mundial.
A pesar de las críticas, Trump mantuvo su posición y defendió esas políticas como medidas para "proteger a Estados Unidos", mientras se refería a los inmigrantes como amenazas a la seguridad y la economía del país.
Según reveló Mark Esper, quien fue su secretario de Defensa, el expresidente de Estados Unidos consideró en 2020 atacar a México con misiles de manera clandestina para "destruir los laboratorios de drogas" y aniquilar a los cárteles.
Durante la presidencia de Trump (2017-2020) se produjo el asesinato de George Floyd, el hombre afroamericano que murió a manos de un oficial de policía blanco en mayo de 2020 en Minneapolis, Minnesota, luego de haber sido arrestado cuando un empleado de una tienda lo acusó de haber usado un billete falso de u$s20.
Tras el crimen de Floyd, emergió el movimiento Black Lives Matter con sus protestas en contra de la brutalidad policial que viven los afroamericanos en Estados unidos. Trump no solo difamó a los activistas, sino que promovió una fuerte represión policial en su contra.
Fake news, teorías conspirativas y ataques a la prensa
El manejo de la verdad es una materia que Trump siempre se llevó a marzo. Su administración fue criticada por propagar fake news y teorías conspirativas, elementos que él mismo adoptó y promovió tanto durante su presidencia, especialmente durante la pandemia de Covid-19, como en la actual campaña.
Medios que se dedican al fact-checking estimaron que durante su mandato Trump pronunció miles de afirmaciones falsas o engañosas, minando la confianza pública en los medios y en las instituciones gubernamentales, una estrategia que sembró dudas en sectores de la población y generó una polarización que persiste al día de hoy.
El rechazo a la prensa tradicional y los ataques a los medios de comunicación son otras características de Trump. Durante su mandato, calificó a medios como CNN y The New York Times como "enemigos del pueblo", poniendo bajo amenaza a la libertad de prensa.
En 2020 denunció que las elecciones en las que perdió frente a Joe Biden fueron "robadas", a pesar de que contar con pruebas que respaldaran semejante afirmación, lo que motivó la toma del Capitolio en enero de 2021, uno de los eventos más oscuros y desestabilizadores de la democracia moderna en Estados Unidos.
En 2021, Trump fue sometido a un juicio político por incitar a la insurrección, aunque no fue condenado. Ese mismo año, Facebook, Twitter y Google suspendieron sus cuentas oficiales. El magnate denunció "censura" y abrió sus propios canales de comunicación. Hoy, otro magnate, Elon Musk, dueño de la red social X (ex Twitter), es uno de los principales contribuyentes de la campaña del candidato republicano y trumpista de pura cepa.
Un Donald Trump recargado busca volver a la Casa Blanca
Trump le saca el jugo a las divisiones sociales que hay en los Estados Unidos para alimentar su campaña. Promete revertir políticas migratorias, debilitar programas de salud pública y recortar impuestos, temas que tocan un nervio muy sensible en su base electoral, mayoritariamente conservadora.
Sus declaraciones racistas y su desapego por las instituciones democráticas siguen generando preocupación tanto dentro como fuera de Estados Unidos, ya que su posible regreso a la Casa Blanca podría fortalecer políticas que fomenten la desigualdad y el aislamiento internacional.
Donald Trump en el Salón Oval de la Casa Blanca
Donald Trump en el Salón Oval de la Casa Blanca.
A pesar de los escándalos y las críticas, Trump mantiene una base de seguidores leales, quienes lo ven como un símbolo de resistencia ante lo que consideran una élite liberal corrupta y desconectada de los problemas del "americano promedio" (cualquier similitud con "casta" y "argentinos de bien" es pura coincidencia). Ese respaldo es resultado directo de la desconfianza que él mismo sembró hacia las instituciones, capitalizando el resentimiento de aquellos que están enojados con el sistema.
Para algunos, Trump representa una "renovación" de los valores tradicionales. Para otros, la amenaza de un populismo autoritario que podría redefinir el futuro de los Estados Unidos. Las elecciones presidenciales que se avecinan definirán el rumbo de la nación, en una sociedad cada vez más polarizada y vulnerable a la manipulación.