Deserción escolar en Chile: un nuevo desafío para el gobierno de Gabriel Boric

El país trasndino vive una grave crisis educativa que se desató en 2021. Se registraron más de 50 mil estudiantes desvinculados del sistema educativo, mientras que un 39% presentan inasistencias graves.

El gobierno de Gabriel Boric tuvo un difícil primer año de gestión en donde los desafíos atravesaron distintos frentes. La pospandemia, una crisis económica que repercute a la economía chilena, la disputa en la Araucanía con los pueblos originarios y hasta un rotundo rechazo a un nuevo proyecto de constitución. Si a esto se le suma la deserción escolar entonces estamos en condiciones de decir que todavía queda mucho trabajo por hacer.

Para empezar a hablar de este tema hay que poner los números sobre la mesa y para eso hay que hablar de 50 mil alumnos que entre 2021 y 2022 abandonaron las aulas sumado a un 39% que presentan inasistencias graves. Estos números preocupantes puede tener un trasfondo multicausal aunque los aspectos mas sobresalientes se ven en la dinámica de las aulas los antiguos modelos de enseñanza y también el cuerpo docente.

La concepción de una escuela aburrida y monótona también responde a esta deserción escolar. Pero las crisis en la educación lleva mucho tiempo y no es ajena a nosotros, de hecho las segregación escolar es otra de las problemáticas que enfrenta toda América latina, pero en Chile hay una causa indiscutida y esta es la pandemia pero también es necesario y hasta urgente el cambio de paradigma en la educación.

En una sociedad en la que últimamente abunda el conflicto social, económico y político la deserción escolar también representa una prueba de todo ello.

La ultima actualización de los datos habla entonces de un abandono del 2% de la matrícula, esto representa un 24% más que en el 2019, pero si se toma el periodo entre 2004 y 2021, tenemos que hablar de casi 300.000 alumnos abandonando las aulas.

La inasistencia grave también augura un futuro oscuro teniendo en cuenta que el 40% de la matrícula después abandona las aulas definitivamente. Como respuesta a esto el ministro de Educación chileno, Marco Antonio Ávila, expresó que en 2011 había 60.000 personas a la baja es decir por fuera del sistema de Educación y entre 2017 y 2018 se llegó a 40.000. El ministro también dijo que el presupuesto crecerá un 5,3% en lo relativo a la educación y los servicios de alimentación.

También se comprometió en revincular a los desertores y trabajar en la calidad y la cantidad de alimentos que se dan en las escuelas, una problemática que también se sufre aquí en la República Argentina.

Guillermina Tiramonti, especialista en educación afirmó sobre la deserción que "es una problemática compleja para el nivel secundario". En ese sentido aclaró que se debe a varios factores. "En estos últimos 20 años en la Argentina y en casi todos los países de América Latina ha habido un esfuerzo por incorporar nuevos grupos sociales a la educación media y estos grupos no tienen incorporado fuertemente la estrategia de la educación como un modo de construir sus trayectorias de vida y cuando pasan por situaciones complejas, como pueden ser situaciones sociales económicas difíciles o el Covid, por ejemplo, tienden a abandonar ese espacio el espacio educativo que no lo tiene incorporado con la fuerza que lo tiene incorporado la clase media", explicó.

Por otra parte la profesional señaló que "la educación media es una escuela que debe cambiar porque está muy antigua. No representa no dialoga con la cultura contemporánea sino que dialoga más bien con la cultura de principios del siglo pasado. Entonces hay que cambiar tanto los contenidos como las estrategias".

Y añadió: "Los chicos y jóvenes que concurren a la escuela secundaria tienen que hacer un paréntesis en su vida y en sus formas de dialogar con la sociedad con nosotros y con el propio saber a través de internet para ir a la escuela secundaria y probablemente aprender cosas que saben que no son útiles y que no le interesan".

En esa línea sostuvo que es clave "cambiar la escuela media, no para hacerla más fácil, no para hacerla menos exigente, sino para hacerla más acorde con los intereses y con el tipo de cultura que estamos atravesando".

Otro de los datos preocupantes que se desprende de este informe tiene que ver con la violencia adentro y afuera de las aulas en el ámbito escolar. Las denuncias se incrementaron más de un 50% respecto al año anterior, de hecho, hubo varias escuelas que tuvieron que suspender sus clases por intentos de suicidios, amenazas de bombas y la utilización de armas de fuego.

Por tan solo un ejemplo, en marzo un profesor en Talcahuano fue apuñalado por un apoderado por un conflicto entre dos estudiantes. En el interior del colegio Eliseo se ejecutaron cuatro disparos y cuatro carabineros sufrieron golpes y una menor de 17 años junto a una mujer de 22 fueron detenidas.

El aumento de este tipo de episodios lamentablemente también responde al estallido social en 2019 en donde hubo muchos episodios de violencia normalizando la justamente y traspalándole a las aulas. Pero eso no es todo, ataques como molotov, incendios en las calles y hasta marchas de alumnas denunciando acoso escolar, son las escenas que se viven en este momento en la vida escolar en Chile.

Parte de esta problemática también responde al cierre prolongado de las escuelas durante la pandemia. Pero este es sólo un motivo de una escuela que está quedando obsoleta y que requiere de un cambio urgente y necesario para que los chicos se incentiven a ir en vez de querer abandonar la escuela.

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