Vacaciones en Uruguay 2025: el pequeño y encantador pueblo donde se casó Carlos Tevez

Un rincón uruguayo que enamora con su calma, viñedos y playas ribereñas, y que también supo ser el escenario de la boda del ex futbolista.

Dicen que algunos lugares tienen una especie de magia silenciosa. No hacen alarde, no buscan ser el centro de atención, pero logran que quien los pisa quiera volver. Carmelo, en Uruguay, es uno de esos rincones. Un pueblo de calles tranquilas, casas bajas y silencios que se disfrutan. Donde la vida pasa lento y las postales parecen sacadas de otro tiempo.

Y aunque conserva ese aire de simpleza encantadora, también sabe de eventos memorables. Fue ahí, entre viñedos y ríos calmos, donde Carlos Tevez eligió celebrar su boda. Durante varios días, Carmelo se convirtió en el centro de una fiesta exclusiva en el resort más lujoso de la zona. El verde del campo, la brisa del río y el vino local se mezclaron en una celebración que aún muchos recuerdan.

Sin embargo, el protagonismo nunca se lo robó la farándula. En Carmelo, la verdadera estrella es el lugar en sí. Una especie de refugio natural que, a pesar de estar tan cerca de Buenos Aires, parece vivir en otra dimensión. Tranquila, amable, generosa en paisajes y en experiencias.

Carmelo-Uruguay.jpg

Dónde queda Carmelo

Ubicado en el departamento de Colonia, al suroeste de Uruguay, Carmelo está a unos 75 kilómetros de Colonia del Sacramento y a una corta travesía en barco desde Buenos Aires. Es un destino estratégico: lo suficientemente cerca para una escapada rápida, pero lo bastante apartado como para sentirse lejos del ruido.

La ciudad se despliega junto al río Uruguay, en una zona rodeada de naturaleza, viñedos y caminos de tierra que invitan a descubrir sin apuro. El entorno ribereño le da un encanto especial, con una costa amable y serena que marca el ritmo pausado del pueblo.

Qué puedo hacer en Carmelo

Carmelo no necesita grandes parques temáticos ni luces de neón para entretener. Lo suyo es el disfrute tranquilo, ese que se encuentra en las pequeñas cosas.

Uno de sus emblemas es el puente giratorio de hierro, que desde 1912 conecta las dos orillas del arroyo Las Vacas. Todavía funciona con sistema manual, y ver cómo gira para dejar pasar las embarcaciones es un espectáculo curioso y entrañable.

A orillas del río, las playas de Carmelo invitan a estirar una manta, tomar mate o simplemente ver caer el sol. No son multitudinarias, y tal vez por eso se disfrutan más.

Y si el día lo pide, hay bodegas boutique que abren sus puertas para ofrecer degustaciones de Tannat —la cepa insignia uruguaya— y otras variedades. La experiencia suele incluir paseos entre viñedos y charlas con los productores, que hablan de sus vinos con pasión y orgullo.

El centro histórico, con sus casas de época y sus cafés serenos, ofrece otra cara del pueblo: la de la arquitectura colonial y el ritmo de barrio. Y para quienes buscan actividades al aire libre, hay bicis, kayaks, caminatas por senderos naturales y hasta paseos en barco por el río.

Carmelo_Uruguay.jpg

Cómo llegar a Carmelo

Llegar desde Buenos Aires es más fácil de lo que parece. Una opción es tomar un ferry a Colonia del Sacramento (viaje de una hora) y luego conducir un poco más de una hora por rutas tranquilas hasta Carmelo.

Otra alternativa, menos conocida pero más directa, es el ferry a Nueva Palmira, que está a solo 10 kilómetros del destino final. Esta ruta acorta considerablemente el trayecto y permite llegar en poco más de dos horas desde la capital argentina.

Una vez en Carmelo, lo ideal es moverse a pie, en bici o en auto, según el plan. Pero lo más importante es no apurarse. Porque si algo enseña este pueblo, es que no hay apuro cuando se está en el lugar correcto.

Embed

TEMAS RELACIONADOS
DEJA TU COMENTARIO: